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PROHIBICIONES

ADVIERTEN PELIGRO GASOLINERAS POR TENER VEHÍCULOS ENCENDIDOS

 27 de mayo del 2007

En diversas estaciones de combustibles las advertencias pasan desapercibidas para los conductores

 SANTO DOMINGO.- Sólo cuando un “bombero” se lo exige, una buena parte de los conductores apaga sus vehículos y celulares mientras se abastecen de combustibles y Gas Licuado de Petróleo (GPL) en las estaciones de expendio, a sabiendas de que podrían provocar una chispa que desate un incendio.A ese inminente peligro, se suma el que una gran parte de las bombas de expendio de carburantes exhiben los rótulos que advierten peligros en lugares poco visibles o en letras que pasan inadvertidas. Algunas no cuentan con las especificaciones completas.

El jefe del Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo, general Oscar Guillermo García, advirtió el riesgo de cualquier incendio mientras se manipula GLP en las estaciones de expendio.  Puso como ejemplo la muerte de una persona cuando una llave ajustable cayó al piso y la chispa provocó una explosión en el momento que apretaba la válvula de un tanque de gas.

 Alertó sobre la necesidad de que empleados de las estaciones obliguen a los usuarios a cumplir las reglas de seguridad y que la Dirección General de Normas y Sistemas de Calidad (Digenor) establezca con rigor esas  exigencias para evitar hechos lamentables. “En las estaciones de combustibles y de gas se pueden producir escapes, hay que tener mucho cuidado, hacer las señalizaciones de lugar porque incluso pueden haber choferes que no sepan leer.

Las normas


Hay que instruir a los despachadores que si la gente no acoge la regla, que entiendan que es un peligro para él y quienes están allí”, puntualizó García, quien  favoreció una legislación que establezca normas en ese sentido. El pasado viernes el obrero Erasmo Medina, de 47 años, murió al encender un celular en la empresa Multiquímica Dominicana en Haina, cuando manipulaba un vehículo cargado de una sustancia inflamable. Durante un recorrido de LISTÍN DIARIO por estaciones de combustibles se observó a conductores y choferes llegar con sus radios encendidos, fumando o hablando por celulares.

Los clientes tampoco acostumbran a apagar el motor del vehículo mientras se abastecen de combustibles y muchos no llenan los contenedores portátiles en el piso, entre otras medidas, como ocurre también en las empresas que manipulan químicos.

En la bomba Texaco de la Prolongación 27 de Febrero, el empleado Joaquín Soto aseguró que si “uno los deja no cumplen, dejan los carros prendidos, los cigarrillos y los celulares”.

Nicolás Pérez, en la estación Shell de la avenida Luperón, dijo que sólo “a veces apagan, hay que obligarlos”, mientras José Manuel Ramos, en la Esso de la avenida Kennedy de Los Prados, afirmó que allí mejor no despachan combustibles a los usuarios y aunque se alteran en ocasiones, terminan comprendiendo y optan por adoptar las medidas.

“La mayoría de la gente no entiende esa situación, que es un peligro insluso para nosostros.  Nosotros no les echamos gasolina si no obedecen”, comentó Omar Zapata, en la Shell de la Normal en Villa Consuelo.

Esas versiones fueron reiteradas incluso por usuarios, entre ellos Onasis Méndez, quien insistió que la gente adinerada es la primera que no se somete a las reglas.    Allí Carmen María Féliz, favoreció, al igual que el periodista José Antonio Torres, en la Duarte con Central, que se cumplan las normas de seguridad para evitar peligros que puedan costarle la vida a muchas otras personas.

Entretanto, César Suárez dijo cumplir con las exigencias y exhortó a los demás a que lo hagan. “Hay estaciones que ponen los letreros muy pequeños, pero deben saber que hay que evitar hechos lamentables”, insistió Torres.  Esta realidad fue comprobada en la estación Checo de la avenida San Martín, donde era casi imposible leer la única advertencia que había.

Los controladores


Olga Recio, residente en el ensanche Luperón y usuaria de Credigas de la avenida Padre Castellanos con Josefa Brea, dice observar mucha seguridad en esa estación, la cual fue remodelada y ampliada.

 Ogando Montero, uno de los operadores, dijo que la gente apaga porque ellos en muchas ocasiones les dicen, como ocurre con los cigarrillos, la única advertencia en letras grandes que exhibe el establecimiento.

Los controles parecen pocos, a juzgar por los chequeos.  Sólo en Pueblo Gas, de la calle Nicolás de Ovando en Villas Agrícolas, estaba un supervisor de Industria y Comercio.

Cristino Paredes dijo que su labor principal es que las colas o camiones lleguen y que despachen la cantidad de gas que reciben.        

 Fuente:  Listín Diario Digital

       
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