En los días posteriores al 20 de mayo fue innegable el sobresalto, el sofoco que todos vivimos pareció que el tiempo se detuvo, la atmósfera se cargó y densas nubes negras nublaron el cielo de la República Dominicana.
Era el ahora o nunca, silencio de catedral…Todo indicaba que los cincuenta años de frágil democracia se podían teñir de rojo.
Pero al final solo queda ver como sopla el viento de la política, hombres y mujeres bravucones que se devoran como fieras, que se proclaman, que se descalifican de manera personal como si no militaran el mismo partido y no compartieran las mismas miserias.
Y los espectadores miramos desde fuera, tranquilos a sabiendas de que la sangre no llegará al rio, conscientes que no es la primera vez que en el PRD se invocan todos los demonios, resuenan los tambores y nada ocurre. Lo que no se puede negar es que a veces dan risas y otra, dan pena.
En otro orden el presidente electo mas tranquilo que una foto, por que sabe que lo están asechando. Danilo ahora se parece a la arepa si tiene poco fuego no se cuece y si le pone mucho se quema.
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