El Duarte “light”

Ultima Actualización: viernes, 10 de enero de 2014. Por: Maria Gónzalez

Me parece ver que los actos de conmemoración de bicentenario del natalicio de nuestro padre de la patria, no son más que actos fúnebres.

República Dominicana es uno de los pocos países de América donde todo se pone de moda, desde  el vestido, el peinado, un recorte de pelo, expresiones corporales, el lenguaje, la comida y la bebida, medio de transporte  y hasta la política se ejerce como una moda, por eso todo lo que se hace, lo que se come o lo que se bebe hoy es “light”.
 
Por eso, no es de extrañar que la conmemoración de los 200 años del nacimiento del patricio Juan Pablo Duarte, en vez de ser tomada como una oportunidad para someternos a una rigurosa reflexión acerca de si realmente estamos transitando por los reales senderos patrióticos que nos trazó el fundador de la república, hayamos convertido esta fecha en un modismo más, convirtiendo a Duarte en un ícono “light” cuyo ejemplo de patriotismo, honradez y entrega ha sido embotado y convertido en simples discursos y palabrería. 
 
Toda esa corriente acomodaticia es la que ha llevado a que hoy ese aniversario, en vez de ser una oportunidad para reafirmar los criterios libertarios del creador y precursor de nuestra nacionalidad, haya sido tomado como motivo de figureo en conciertos y conferencias hueros, llenos de discursos floridos y alabanzas angelicales de una generación que prefiere presentar a las nuevas generaciones a un Duarte  suave, promotor  del  mundo “light” que hoy disfrutamos. 
 
Al presenciar la forma inanimada, alejada de la realidad que aun vivimos, me parece ver que los actos de conmemoración de bicentenario del natalicio de nuestro padre de la patria, no son más que actos fúnebres, donde los discursos y demostraciones no son más que panegíricos que preceden al enterramiento del verdadero Duarte militar, el patriota incorruptible y el ciudadano de moral incuestionable.
 
Porque es duro tomar la cicuta del sacrificio personal, afrontar las persecuciones de un régimen que entrega gratuitamente nuestros recursos  y  nuestra soberanía nacional al extranjero, a la vez  que mantener enhiesta la bandera de la moralidad y la honradez;  frente a las tentaciones de las ofertas de una vida “light” sin  traiciones y sin preocupaciones por la suerte  de los demás…