Cuando mueren los principios

Ultima Actualización: viernes, 02 de mayo de 2014. Por: Maria Gónzalez

Hoy cada hecho humano, se explica solo por la necesidad de realizarse.

Por: Maria Gonzalez 
 
En la sociedad contemporánea se vive y se registra un exceso  de todo; incluyendo un exceso de prisa, toda vez que nadie se detiene ante nada ni nada detiene a nadie cuando se trata de hacer o ejecutar algo que se entienda como parte de las necesidades de cada parte.
 
La forma tumultuosa y hasta virulenta con que estamos asumiendo nuestra vida cotidiana, acentúa cada vez más la carencia de valores y falta de reflexión sobre las motivaciones, causas y consecuencia de nuestras acciones en relación con los demás, lo cual incluye no solo a individuos, sino hasta las mismas instituciones que componen la súper estructura de nuestra pirámide social.
 
Hoy cada hecho humano, se explica solo por la necesidad de realizarse, no por los conceptos filosóficos o morales que puedan inspirarlo, y es así como se explica a simple vista, la desfachatez de promover el “Sexo libre”, los matrimonios Gays y de lesbianas etc, lo cual hoy ha saltado a la palestra pública como si se tratara de necesidades o reformas sociales que hay que satisfacer.
 
Ya las sociedades modernas van registrando un proceso de muerte física e ideológica de instituciones y principios que le dieron origen, con el fin de dar paso; no a nuevas ideas o principios filosóficos, sino a acciones convenientes que obedecen a intereses particulares colocados por encima de la moral, las buenas costumbres o del interés general de la comunidad.
 
Todo conduce a pensar que estamos asistiendo al escenario de muerte de los principios y de los valores sociales, para dar paso al principio único de la conveniencia; el cual permite que funcionarios públicos dispongan del erario y de los bienes de toda la sociedad, a su antojo y gusto, que instituciones públicas, tribunales y jueces se abroguen el derecho de borrar penas y delitos, según su particular modo de ver las cosas.
 
En especial asistimos hoy al momento en que el “Principismo” dejó de ser la norma de los políticos y de sus partidos, dejando su lugar al principio de la “Conveniencia” particular, por eso ya no vemos ese simbolismo filosófico que normó la vida de los líderes sociales y políticos, asi como de sus agrupaciones fueran estas de la derecha o de la izquierda, porque parece que lo primero que se llevó el vendaval de la globalización, fue la filosofía de los principios…

Hasta pronto… muydecerca10@hotmail.com