¡Alcahuete con cualto!

Ultima Actualización: miércoles, 04 de junio de 2014. Por: Ramiro Francisco

Es raro, que a los alcahuetes lo nombren por Decreto o mediante una Resolución. Se nombran ellos mismos.

Por: Ramiro Francisco 
 
No siempre los gobernantes o funcionarios disfrutan la presencia o actuaciones de sus alcahuetes. En la mayoría de las veces, estos famosos personajes terminan sus días siendo aborrecidos, rechazados, con una patada en el trasero o un bofetón en la boca.
 
Se define a la persona alcahueta como “quien encubre, facilita o procura amores ilícitos” “persona a la que le gusta contar chismes” “chulo, maipiolo, chismoso”. También como “persona que alaba de forma exagerada e interesada, o trata de agradar a alguien con el fin de conseguir un favor o beneficio”
 
Para los fines de este trabajo, preferimos la última definición.
 
Es raro, que a los alcahuetes lo nombren por Decreto o mediante una Resolución. Se nombran ellos mismos.
 
No gozan de un salario o sueldo. Solo obtienen el sobrante de los mandados y compras realizadas al jefe, y una que otra dádiva que obtienen de quienes están “cerca del incumbente”.
 
Con la pinta de alcahuete se nace. Luego se perfecciona con el tiempo al emplear tácticas y estrategias.
Es entonces, cuando se llega a ser, un sinvergüenza en grado superlativo. Desconocen la dignidad y el decoro.
 
Realmente, el alcahuetismo, no es para todo el mundo. Algunos gozan de tal privilegio, distinción y nombradía.
 
Los hay, que se desenvuelven tan bien en esos niveles de alcahuetería, que descienden al putrefacto y despectivo título de lambón.
 
Existen escalas por igual en estas áreas. El alcahuete y el lambón se parecen bastante, pero no son lo mismo, como no lo so el río, el riachuelo y el arroyito.
 
Ambos le gusta darse a conocer. Desean que todo el mundo, amigos y enemigos sepan que están “pegados” con el jefe.
 
Llegan con su astucia hasta a amasar lo que para ellos es una fortuna y alcanzan niveles socioeconómicos muy buenos.
 
Algo pasa casi siempre. El día menos esperado, el Destino mismo, le hace una de esas jugadas que a todos nos asombra y el alcahuete termina con dinero, y su trasero caliente y adolorido tras recibir una certera patada de aquel a quien alcahuetió por tanto tiempo.
 
A un “amigo” le vocearon desde la Plaza Independencia, “!Alcahuete!”. Se detuvo. Lucía muy seguro y tranquilo. Todos esperaban lo peor…Colocó sus manos y trató de amplificar lo que saldría de su boca, y expresó…” y qué, …pero tengo cualto”.
 
ramiro_francisco@yahoo.com