Por: Maria Cristina Gonzalez
No es posible que los dominicanos no puedan disponer de su destino, van a las urnas y eligen y en la generalidad de los casos la elección no cambia la miseria, ni mejora el estado de derecho de la gente común, tampoco sanciona a los corruptos.
Los políticos han decidido imitar a los vampiros y a las sanguijuelas, porque se han convertido en algo más que una claque llena de ambición y avaricia, insatisfecha e insaciable.
Y la gente común aunque sabe qué debe o puede hacer, se nota adormecida, desconcertada y como si estuviera inmóvil o drogada, que actua sin voluntad o movida por hilos invisibles que proceden de los mismos fondos de donde salen los tentáculos de la corrupción, la demagogia y la politiquería.
Se percibe un acentuado sentimiento de impotencia frente a la delincuencia, frente a la criminalidad femenina, frente a la corrupción y los corruptos, frente a la especulación en los precios, frente a los abusos policiales o frente a los abusos de proveedores de servicios como la electricidad, de agua potable, de salud y otros que ya provocan hasta ansiedad.
Confirmamos la existencia de un despropósito entre los políticos y sus partidos, entre los funcionarios públicos y las funciones que les conciernen, porque vemos partidos políticos que se alejan de sus filosofías y de su trayectoria histórica y políticos que desdicen el papel vocacional de esa actividad y la han convertido en una infamante acción mercantil.
Esta vorágine de indiferencia y de insensibilidad son el preludio de que tan acentuado silencio traerá grandes ruidos….
Hasta ponto…. Muydecerca10@hotmail.com