La necesidad de un nuevo Código Laboral

Ultima Actualización: lunes, 20 de octubre de 2014. Por: Juan Yamil Musa

En aspectos tan importantes como el área laboral, el país ha evolucionado durante los últimos veintidós años.

El actual Código de Trabajo de la República Dominicana data de 1992, fecha en la cual se realizó un significativo avance. De ejemplo nos sirvieron las experiencias de México, país vanguardista en la materia. A partir de allí, las modificaciones han sucedido sobre disposiciones específicas y no así sobre la esencia misma de esta Ley, que ya tiene veintidós años de vigencia. Hoy más que nunca hay necesidad de un nuevo Código de Trabajo que se adapte a la realidad de nuestras empresas.
 
En primer lugar, en aspectos tan importantes como el área laboral, el país ha evolucionado durante los últimos veintidós años. La realidad de nuestras empresas entonces y la de hoy día son muy distantes. La base económica del país era otra, la realidad de formalidad e informalidad de los puestos de trabajo era otra, y la situación política y económica  de aquella época, también era otra. En veintidós años se ha avanzado lo suficiente para abocarnos a regirnos por un nuevo Código moderno, justo y que garantice que nuestras empresas continúen creciendo y nuestros empleos aumentando y mejorando.
 
En segundo lugar, recordemos que en la actualidad, el sistema jurídico dominicano se rige por la Constitución promulgada el 26 de enero de 2010 -esto es, que durante los últimos cuatro años ha operado una nueva Carta Magna-.
 
¿Hemos adaptado nuestra realidad laboral a nuestra Ley de leyes? ¿Hemos verificado sobre la base de cuáles principios sociales y económicos el Estado hoy día pretende crear empleo? ¿Hemos detectado posibles colisiones, tanto constitucionales como legales, de nuestra Constitución con el actual Código de Trabajo, y de ésta con las demás leyes? Son preguntas que requieren ser  contestadas sobre la base de construir, entre todos, una nueva normativa que permita alcanzar mejores niveles sociales y económicos para todos los dominicanos.
 
En tercer lugar, y no menos importante, es necesario conectar la realidad con un instrumento que verdaderamente permita su sostenibilidad a través del tiempo. Hoy, sectores como Turismo, Comercio y Agricultura, conforman la base de la economía nacional. Los cambios significativos que han sufrido dichos sectores, demandan en la actualidad que la base jurídica que las norma también así lo haga.
Debemos establecer una discusión sincera y real sobre nuestra situación. En el eje tripartito Empresas-Trabajadores-Estado debe centrarse el intercambio de ideas sobre el futuro laboral de la República Dominicana.
 
El sector privado, principal creador de empleos, posee firmeza en su decisión de seguir apostando por la economía del país. El Estado, por su parte, ha actuado con transparencia y sinceridad al convocar a todos los sectores productivos de la nación a sentarse en la mesa del diálogo, hasta tanto el producto que se obtenga sea satisfactorio para todas las partes.
 
Los trabajadores, pieza fundamental en los cambios que se avecinan, del mismo modo, deberán discutir sobre la base de nuestra realidad. Sobre ellos se centra la principalía de cambios a sucederse, siempre reconociendo  que sus derechos no serán vulnerados, tomándose en cuenta a la vez que nuestras empresas invierten cuantiosos recursos económicos para la operatividad de sus comercios.
 
Ciertamente, coincidimos en dos puntos neurálgicos: sí, queremos mejores empresas, y sí, queremos mejores empleos. La vía del diálogo está llamada a transitarse.
 
Los altos costos laborales, la ejecutoriedad de las sentencias, la ¨venta¨ de casos laborales por ex trabajadores hacia sus representantes legales, las causales de despido, las modalidades para ejercer el desahucio, tanto para la empresa como para el trabajador, la creación de nuevos empleos para competir con los países de la región, la consolidación de nuestro país en el área de turismo, entre otros, son temas que deben tratarse sobre la base de una discusión integral de los mismos.
 
Una vez alcanzado el principal objetivo de ver nacer un nuevo Código de Trabajo, deseamos que las modificaciones posteriores no se dilaten veintidós años más. Debemos actuar de mano con la realidad económica de nuestro país, no de espaldas. Dialoguemos, aportemos, avancemos.