La ciudad de Puerto Plata, desde su fundación, ha sido uno de los pueblos de esta isla antillana donde se ha cultivado una de las más amplias franjas de hombres y mujeres progresistas portadores de un alto concepto de la democracia, el progreso y de justicia social, por eso grandes paladines de la libertad vinieron a abrevar a esta fuente cristalina de lucidez y claridad.
La presencia y labor de esos pobladores, de orígenes muy disímiles, hizo de Puerto Plata una zona donde el pensamiento humano aportaba lo mejor de su evolución para engrandecer el patrimonio cultural y socio económico de la región.-
Aunque para muchos, el destino no existe; debo decir que siendo el azar una categoría filosófica, este se parece mucho al destino; y tanto uno como el otro se dieron la mano para colocar a Puerto Plata en un punto privilegiado donde coincidieron la civilización y el progreso, como siempre perseguidos de cerca por los componentes de la barbarie, el atraso y el servilismo. Y todos encontraron cobijo y ambiente propicio para el desarrollo de cada uno.
Gracias a esas cualidades, y a la mezcla de pareceres, ideas y actitudes, los Puertoplateños heredamos una idiosincrasia muy especial, que nos presenta como pueblo pacífico y rebelde, faro luz a las causas libertarias, y ruta segura hacia el progreso.
Hoy, a 500 años después de ese nacimiento, se nota que se apaga el faro que siempre dio lumbre a nuestra propia identidad, y se pierden los caminos del progreso en manos de una generación indolente, egoísta y conformista cuyo norte es el bienestar individual que reniega de aquellos antepasados abiertos al mundo y a todas las corrientes del pensamiento.
Es como si hubiéramos abordado un vehículo en marcha de reversa, e iniciáramos una carrera en retroceso hacia los peldaños mas negativos de nuestra historia, como si la meta fuera el regreso al canibalismo y la barbarie…
Hasta pronto… muydecerca10@hotmail.com