Luego de que en años otroras, nuestra amada RepúblicaDominicana fue considerada la “Atenas del Nuevo Mundo” donde florecían hombresy mujeres de pensamientos liberales y brillantes, lamentablemente hoy en día,este país se ha convertido en una nación de conformistas y aletargados, ya queal parecer estamos resignados a la mala suerte.

Es por eso que tenemos cincuenta años de apagones, deciudades llenas de basura, de un terrible caos en el transporte público cuyasunidades (carros y guaguas) no dan ni para chatarras, la delincuencia sembrandoel terror por doquier y aun así dejamos que los políticos de todos los partidosse lo lleven todo, con tal de que nos compren el voto y nos den un migajita devez en cuando.

Aceptamos malos servicios públicos que provocan filasinterminables y cuando un legislador vota de acuerdo con su concienciaeconómica, admitimos que lo boten del partido, mientras que lasadministraciones gubernamentales alegan que supuestamente la presión tributariaes muy baja ya que al parecer no pagamos impuestos, tampoco pagamos la basura,ni el agua ni la luz y cada gobierno siempre le pone al pueblo una enemallamada “Reforma Fiscal”.

Un economista dirá que esas cosas son “exenciones” que hayque agregar a los ingresos de los pobres, pero el punto es que han dado lajustificación perfecta para endeudarnos (jodernos) hasta la coronilla ehipotecar el futuro de nuestros hijos, nietos y hasta de los chornos, debido alos famosos bonos soberanos y el festival de empréstitos con organismoscrediticios internacionales.

Que lamentable, es que los dominicanos nos conformamos contan poco, que votamos por cualquier pelafustán político y para colmo de males,ni siquiera analizamos lo que actualmente está viviendo nuestro país en cuantoa la corrupción, la doble moral y la desvirtuación de roles, que por máselecciones que se realicen, este derrotero no será cambiado a menos de que seproduzca una erupción popular similar o más potente que la del 24 de abril del1965. De verdad señores “ya estamos jartos”…