PUERTO PLATA.- Un gran pesar ha causado el fallecimiento deuna dama muy trabajadora, quien fue una de las fundadoras del popular sectorColinas del Sur anteriormente llamado “El Avispero” que respondía al nombre deLidia Mariana Grant Hernández, pero que todos los ciudadanos la conocían como“Doña Choco”.

Según explica en una crónica el periodista Ramiro Franciscoquien es oriundo del sector Colinas del Sur, en sus seis décadas y media deexistencia, nunca había visto un entierro tan singular y que llamara tanto laatención como el de Doña Choco, cuyo sepelio se caracterizó por “un mar humano”conformado por ciudadanos de diferentes edades y sexo quienes eran amigos yfamiliares de esta dama quienes acompañaron sus restos mortales hasta su últimamorada en el cementerio municipal.

Esta manifestación de duelo y pesar expresada por losresidentes en Colinas del  Sur debido alfallecimiento de Doña Choco, es algo que pocas veces se ha visto en esapopulosa barriada de Puerto Plata donde se produjo una especie de respuestabarrial sin poses, completamente espontánea y de corazón, nada de “puro teatro”como dice la canción que cantara La Lupe, fue una muestra de solidaridad conlos parientes de esta humilde mujer que no era una destacada deportista, nihabía sido funcionaria, tampoco trabajó de “buscón” de político alguno sinimportar bandera.

Lidia Mariana Grant Hernández cariñosamente Choco, fue unamujer de mil batallas, madre de siete hijos, siempre solidaria y trabajadoraquien le pidió a un carretera vecino suyo identificado solo como “Chinango”,que si ella partía de este mundo primero que él, deseaba que su ataúd fuerallevado al cementerio en su carreta tirada por un viejo caballo, lo cual secumplió una mañana veraniega a principios de esta semana cuando su féretro fueconducido al camposanto ataviado con una lluvia de flores colocadas por susvecinos, amigos y familiares.

Choco fue una mujer tan sencilla que a pesar de que cerca dela entrada Este al sector Colinas del Sur existe una funeraria construida porel cabildo local, ella estaba consciente de que le quedaban pocos días de viday por lo tanto le pidió a sus hijos que la velaran en su humilde vivienda dondeuna multitud de personas amaneció hasta el día siguiente y con un sol radiantey el calor sofocante bien temprano en la mañana partió el  cortejo fúnebre hasta el cementerio donde sele dio cristiana sepultura.