El miedo es definido como la sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. A lo largo de nuestras vidas hemos experimentado esta sensación en una o tal vez en muchas ocasiones.

El miedo a caernos cuando apenas somos bebes y estamos dando nuestros primeros pasos, el miedo de nuestro primer día de clases, el miedo a pararnos en frente de nuestros compañeros a decir una exposición o a declamar una poesía, el miedo de aceptar ser quien soy, el miedo de que mamá y papá se den cuenta de que estoy enamorada, el miedo de reprobar una materia, de que mis amigos no me permitan entrar en su grupo, miedo de no saber cuál carrera escoger, miedo de no defraudar a nuestros padres.

También, está el miedo de abrir las alas y aprender a volar solos, de cometer un error en el trabajo, tenemos miedo de no ser buenos esposos, de no ser padres ejemplares para nuestros hijos, de enfrentar realidades irremediables como un divorcio, o la partida de un ser querido; en fin son solamente algunas de las razones por las que sentimos miedo en un momento determinado de nuestras vidas.

Sin embargo, podemos notar que todas estas situaciones son provocadas por satisfacer de una manera u otra a terceros y a nuestro entorno pero, qué pasa cuando tenemos miedo de nosotros mismos. Qué pasa cuando tienes miedo a la felicidad, cuando el causante del miedo eres tú, cuando entiendes que has vivido y has luchado por tus anhelos y tienes miedo de que todo se esfume, de que esa maravillosa historia que estás empezando a escribir se le ponga punto final?

Pues solo queda una cosa. Luchar contra eso que no te permite llegar al esplendor máximo de la felicidad, ese miedo que te asfixia, que no te deja entender que tal vez que todo cuanto está pasando es solamente una lección de crecimiento, te queda saber que la vida siempre va a estar llena de riesgos y de muchos miedos pero que tú, solo tú eres capaz de luchar contra estos.

Recuerda que eres la única persona que conoce tu interior y sabe de qué estas hecha, eres el único ser que sabrá desterrar el miedo de tu corazón y es entonces donde llega el momento de intentar todo cuanto esté en tus manos para vivir, pero sobretodo tú decides si vives con miedo o vives a plenitud.

Por Carolina Peniche.-

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