El éxito de Cesar Medina

Ultima Actualización: miércoles, 15 de noviembre de 2017. Por: Luis Henriquez Canela

El fanático se caracteriza por ser un gran enemigo de la libertad.

El deporte, la política, la religión son instituciones que albergan una gran cantidad de fanáticos.  Hay de todo, pero hay muchos, muchos fanáticos.

El fanatismo es una actitud que se manifiesta con pasión exagerada, desmedida, irracional en defensa de una idea, teoría, cultura, estilo de vida, etc. El fanático es una persona que defiende exageradamente sus creencias y opiniones. El fanático se comporta como si poseyera la verdad de manera tajante. Afirma tener todas las respuestas. Se caracteriza por ser un gran enemigo de la libertad.

Aunque resulte exagerada la descripción, bien puede tomarse como base para ilustrar la situación por la que está atravesando el periodista Cesar Medina que sabemos no es santo de la devoción de muchos, por sus convicciones y por lo que sea. Me apena, bajo la condición que está, leer lo que he leído en las redes.  

Una persona postrada, enferma de lo más terrible que le puede suceder a un ser humano, hay que dejarlo descansar. ¿Qué culpa tiene Cesar de su éxito?

¿Éxito? Si, éxito. Es innegable que tiene el económico y también familiar y social. Es un empresario de la comunicación exitoso, con ideas, con disciplina, con arte para vender y venderse, entre muchas otras cualidades.  

¿Que muchos le cuestionen?, claro, es natural. Cuando una persona saca la cabeza, el resto se la quiere cortar. ¿Cuántos de los que le critican están dispuestos a levantarse a las 4 de la mañana durante más de 30 años, día por día? Pocos.  El lugar más cómodo para ver el partido y criticar son las gradas. Ahí no hay esfuerzo, no hay sustos, no hay sacrificio, no hay estudio, no hay desvelos, no hay absolutamente nada de nada.  

¿Usted lo cuestiona? Son sus problemas. Déjelo convalecer en paz, póngase en su lugar. Usted que es tan impoluto, tan pulcro, tan santo, déjelo recuperarse en sosiego, ocupe su puesto por un momento, cierre los ojos, piense un poco y acuéstese en su cama, póngase en sus zapatos. ¿Se sentirá usted cómodo?   

Que se hizo rico, que a usted no le gusta lo que escribe o habla, alabado sea Dios. Hágase rico usted. Utilice la avidez que utilizó él para conseguir lo que ha conseguido.  Le apuesto a que si le dan el chance lo toma. ¿O no?

Recuerde que para tomar ese chance debe estar dispuesto a pagar el precio que pagó y está pagando él. Si fuese un cualquiera, tal vez estuviese en su casa tranquilo sin ninguna enfermedad. Todo lo que ha conseguido, lo que consiguió Fredy Veras Goico, lo que consiguió Luisito Martí, tiene su precio.

¿Está usted dispuesto a pagar con su vida el precio del éxito? Antes de tomar un teclado y ponerse a escribir sandeces por situaciones como ésta, piénselo bien.