A la fiscalía de Puerto Plata

Ultima Actualización: miércoles, 28 de agosto de 2019. Por: Luis Henriquez Canela

La dependencia ha tenido durante los últimos años lo que podríamos llamar una decrepitud involutiva que la ha llevado a degradar su servicio.

A medida que pasa el tiempo, las oficinas públicas se van pareciendo mucho a oficinas públicas. Y, ¿qué es una oficina pública? ¿A qué se parece una oficina pública? Pues una oficina pública es un espacio donde se brindan servicios del sector público. Un sitio donde usted va a buscar que le presten un servicio que provee el estado. ¿Qué hay en una oficina pública que no permite que ese sea un servicio de calidad?

 

Dejadez, pereza, inercia, apatía, abandono y descuido. Y, ¿Qué produce la dejadez, pereza, inercia, apatía, abandono y descuido? La mala elección de los recursos humanos, ya sea por falta de capacitación, formación, preparación, motivación, etc., también la falta de supervisión.

 

¿Cómo se motiva un personal? Tratándolos como personas, reuniéndolos de manera constante, explicándoles la importancia de su papel dentro de la institución. ¿Cómo se supervisa?  Midiendo la satisfacción del cliente. Estableciendo parámetros de cumplimiento a las tareas encomendadas.

 

¿Qué está sucediendo? Que no hay organización para la atención al ciudadano. Te citan para una hora y pasan tres y no te atienden. El personal, en ocasiones, se torna tosco y aburrido. La sala de espera es inhóspita, calurosa, los asientos todos oxidados, maltrechos, incómodos.  Lo peor es, que hay que dejar todas las tareas programadas porque no se sabe a la hora que te van a atender y, por lo tanto, a la hora que vas a salir.

 

La dependencia ha tenido durante los últimos años lo que podríamos llamar una decrepitud   involutiva que la ha llevado a degradar su servicio. Sus supervisores deben revisar la forma, el tiempo, el servicio prestado y tomar medidas urgentes que permitan evolucionar para mejorar.

 

Se siente como si se estuviera pidiendo un favor, cuando no debe ser así. El ciudadano se reciente y ve la oficina como una más del estado. Convirtámonos en una especie de Banco de Reservas que siendo una oficina del sector público ha trascendido a niveles de servicio iguales o mejores que el sector privado. Capacidad hay de sobra, en las cabezas de los funcionarios solamente hay que prestar un poco más de atención.

 

¡Emulemos lo bueno!