Hasta ahora no ha aparecido una autoridad que busque solución a este agudo problema que representan estas personas con desequilibrios mentales.
Hemos escogido como ejemplo al puertoplateño, Alan Rodríguez, un joven que por las causas que fuere, está padeciendo cierto tipo de demencia, la cual lo ha sumido en el más desastroso estado fisico y mental.
Estos enfermos mentales, siempre lo hemos dicho, representan un verdadero peligro para la ciudadanía, tal es el caso de Alan, quien la tarde del viernes último, destruyó los cristales de varios establecimientos comerciales de esta ciudad, incluso hasta ha agredido a varias personas que le cruzan por su lado.
De igual manera, hemos recibido informaciones, de que Alan dentro de su estado de inconciencia demencial, ha roto los cristales de muchos vehículos, incluso quien escribe este artículo fué testigo de estas acciones cometidas por éste, quien en días pasados rompió los vidrios de una pequeña cafetería ubicada en la calle José del Carmen Ariza, próximo a la clínica Brugal, establecimiento que es propiedad de dos señoras cuyos nombres desconocemos por el momento.
Las informaciones que recibimos dan cuenta que cuando los afectados van a la Dirección Regional Norte de la Policía Nacional para querellarse contra las acciones destructivas que lleva a cabo este joven puertoplateño, los remiten a la fiscalía, y allí a otro estamento judicial, “sin que nadie, absolutamente nadie enfrente el peligro que representa esta lamentable situación”.
No esperemos que sucedan casos más lamentables, como por ejemplo, que Alan u otro enfermo mental, prive de la vida a cualquier persona.
Hacemos un ferviente llamado, primero a la Regional del Ministerio de Salud Pública, a la Policía Nacional, a los representantes de la justicia y a los funcionarios del Gobierno, entre ellos, la gobernadora Eridania Llibre Jimènez, senador Francis Vargas, a los diputados, alcalde municipal, concejales, incluyendo empresarios o personas caritativas, para que juntos resolvamos el grave problema en que se han convertido los enfermos mentales que caminan sin rumbo las calles de nuestro pueblo.
Incluso, en estos casos incluimos al amigo Alan Rodríguez, quien está sembrando el terror entre empresarios, propietarios de vehículos y transeuntes de las calles de la Novia del Atlántico, con sus acciones de roptura de cristales de comercios, vehículos, y hasta la agresión física de varias personas.
No dejemos que este problema siga agravándose, por la desatención de quienes tienen que buscar una rápida y urgente solución al mismo.
Se lo pedimos primero por el bien de Alan, y segundo, por la tranquilidad ciudadana.
Colaboración: Euclides López