ALEGRÍA
				HOMBRE FELIZ PESE A SUS LIMITACIONES
				
				 Por: 
				Augusto Guerrero
				
				Miércoles 15 de Abril de 2009 
				La alegría se manifiesta con signos 
				exteriores que a simple vista se perciben con sonrisas, bailes, 
				bebentinas, cantos y muchas otras reacciones que acostumbramos 
				ver a diario. 
				La espiritual es la más importante, sobre 
				todo cuando ves a una persona que ha perdido los dos brazos y 
				una pierna sonreír como un niño que recibe un juguete nuevo. 
				Es el caso de Ricardo Tamayo quien sufrió 
				los impactos de un cable eléctrico con 8 mil voltios mientras 
				realizaba su trabajo en la CDE de Puerto Plata. 
				Ricardo buscó y buscó recursos hasta llegar 
				al laboratorio Ortopédico Internacional a consultar con su 
				propietario, Rafael Paulino, “protesista” especializado en Nueva 
				York y establecido hace unos años en Santo Domingo. 
				El caso era difícil, las condiciones 
				económicas del joven son escasas y sus relaciones peores, no 
				había dónde recurrir; es ahí cuando recibo la llamada de Paulino 
				que me dice, “Tengo un caso que parte el alma” y pasa a 
				explicármelo, cuando termina casi ni podía hablar de la 
				impotencia que tenía ante este caso. 
				Me repuse y pensé en los muchos que hemos 
				ayudado (no como este caso) pero logrando siempre positividad en 
				los mismos. 
				Tomé el teléfono y llamé a Emigdio Sosa, 
				director del Plan Social de la Presidencia, y le dije que 
				necesitaba ayuda para una persona que había llegado desde Puerto 
				Plata dando saltos con una pierna y sin brazos. “Es increíble, 
				tengo que verlo”, me dijo. 
				Envié a Ricardo al Palacio Nacional 
				acompañado de un camarógrafo de El Show del Mediodía y subió las 
				escalinatas dando saltos sin caerse; cuando Emigdio lo vio el 
				asombro fue más grande, la reacción inmediata fue donarle el 
				dinero para sus prótesis y la promesa de darle un empleo cuando 
				las tuviera puestas. 
				Ya Ricardo Tamayo puede caminar sin dar 
				saltos, leer periódicos o revistas sin que le volteen las 
				páginas o le sostengan el medio de lectura, comer cuando quiera 
				y sonreírle a la vida sin amarguras. 
				¿Verdad que produce alegría? 
				Pongámonos el traje de Ricardo frente a un 
				espejo para ver cómo nos fluye una sonrisa de felicidad y 
				confiar en que lo que se hace por los pobres, que muchos 
				disimulan al verlos, de una u otra forma les devuelve su 
				felicidad. Gracias Emigdio Sosa y Rafael Paulino por empeñarse 
				en este caso. 
				  
				  
				
				Fuente: Periódico El nacional 
				
				
				  
				
					
						
				
					
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