Opinión

 

BONOLUZ

Por: Roberto Rodríguez-Marchena
Martes 09 de Junio de 2009

A partir del mes que viene, estima el vicepresidente de la República y responsable del Gabinete Social, estará funcionando el Bonoluz, que consistirá en una transferencia de una suma de dinero fija que hará el Gobierno a familias pobres y muy pobres para que se ayuden en el pago de su consumo de electricidad. Esa transferencia se hará a través de la tarjeta Solidaridad y la recibirán mensualmente 800,000 familias.

El Bonoluz sustituye al PRA (Programa de Reducción de Apagones) que fracasó y fue eliminado por decreto presidencial ayer. Entre las razones de su fracaso se dice que las transferencias se hacían al territorio, definido como pobre o muy pobre, y no a las familias necesitadas, por lo que algunos negocios, fábricas, talleres, aprovecharon la debilidad del programa para instalarse y operar en los llamados “territorios pobres” y beneficiarse de la ayuda estatal. Parece que tampoco hubo confiables controles contables.

Del Bonoluz viene hablándose en el Gobierno desde finales de 2005. Es lamentable que se haya tenido que esperar a que TCW traspasara sus acciones en EDE-Este al Estado dominicano y que ocurriera el escándalo de la gestión del PRA, aireado con pelos y señales en el programa de televisión de Nuria Piera, para que el Gobierno se decidiera a implementarlo.

El equipo técnico que se va a encargar de lanzar el Bonoluz tiene mucha y buena experiencia, por lo que no hay dudas de que va a funcionar.

La decisión del Gobierno es inteligente y oportuna porque amortigua políticamente el impacto que tendrá en otras familias y negocios la factura del mes de junio que vendrá más cara, como resultado del alza en la tarifa dispuesta el día primero.

El gobierno, sin embargo, debe saber que el consumo de los pobres y muy pobres no es, ni por asomo, la causa de los enormes problemas del sector eléctrico. Si son 800 mil familias y a cada una se le entregara –digamos- 150 pesos mensuales, la transferencia mensual sería por 120 millones de pesos. Es decir, 1,440 millones de pesos o 40 millones de dólares por año. Nada en comparación con los 1,300 millones de dólares que recibieron del Gobierno las empresas eléctricas el año pasado y los 700 millones de dólares proyectados para este año. Ese si es un barril sin fondo.

Con o sin Bonoluz, el problema sigue siendo una energía eléctrica cara, escasa y de mala calidad.

 

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com
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