Opinión

 

MIENTRAS SE PERSISTA EN ESE MODELO, ESTAMOS PERDIDOS

Por: Ramón Tejeda Read
Jueves 19 de Marzo de 2009

Lo que revelan la promulgación y no aplicación de aquel Decreto 613-96 al que nos referimos ayer -al cual habría que agregar un montón de disposiciones en el mismo sentido- es que la sociedad no puede ser organizada en los papeles.

Que no importa cuantos propósitos hagamos en la letra si no estamos dispuestos a buscar y crear -si no los hubiese- los mecanismos para hacerlos efectivos. He ahí, de paso, la razón principal por la cual hoy se discute una reforma constitucional y la gente es indiferente.

Los niveles de dispersión y desorganización de la sociedad dominicana -como de muchas otras del denominado Tercer Mundo- son alarmantes, y lo son  hoy más que nunca porque de golpe y porrazo pasamos de ser una sociedad principalmente rural, a ser una sociedad urbana y supuestamente moderna con todos los problemas de inequidad, exclusión, hacinamiento y violencia social que caracterizan a tales sociedades actualmente.

Pero para que exista progreso tiene que haber algo más que crecimiento permanente del PIB y buenas políticas económicas -que hay que admitir que son condiciones sine qua non- porque éstos se convierten pronto en aguas de borrajas si no van acompañados de políticas de inserción y organización de la sociedad en las que las comunidades y su organización para la toma de decisiones tienen un papel insustituible.

La concepción de gestión estatal y gubernamental a que nos hemos adscrito hasta ahora es esencialmente centralizadora y excluyente y menosprecia el papel de las instituciones de la sociedad civil en la formulación, participación y gestión de la agenda nacional y comunitaria.

En tal modelo el Gobierno, en general, y sus funcionarios, en particular, son los depositarios de las iniciativas gubernamentales y sus ejecutores principales, descartando toda participación y toda contraloría social.

Se impone así una visión administrativa burocrática y centralizadora que, si bien a veces se auto-proclama de progreso y modernidad, no puede ser más apegada a procederes que debieron ser superados hace mucho tiempo por lo ineficientes y lo costosos en términos económicos y sociales.

Los resultados están a la vista de todos y todas y no pueden ser peores: aumento de la violencia social; aumento de la dispersión y la desorganización social; aumento de la exclusión y la inequidad; ineficacia de los programas concebidos para enfrentar tales problemas (programas costosos con resultados pírricos).

Es la prueba del fracaso de la visión centralizadora y burocrática que permea la gestión gubernamental tanto a nivel nacional, como al nivel provincial y municipal. Y mientras se persista en ese modelo, estamos perdidos.

 

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com
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