Opinión

 

¿Dónde está el problema allá y aquí?

 

 

Roberto Rodriguez-Marchena
Viernes 26 Septiembre de 2008

El Presidente de la República ofreció una curiosa y no menos sorprendente declaración en Estados Unidos, al calor de una reunión que sostuvo con los Señores de The Economist en la que se analizaron “las implicaciones de la crisis mundial en República Dominicana y en especial el impacto inmediato o futuro sobre el país de la actual crisis financiera de los Estados Unidos.”

Dijo el Presidente, según el periodista Manuel Jiménez del Hoy, que no veía, que no tenía claro por el momento cómo podría impactar a la República Dominicana la difícil situación por la que atraviesan las familias y negocios en los Estados Unidos. Señaló que tanto las remesas como el turismo no se han visto afectados. Todo marcha, pudo haber dicho.

¿Por qué dijo esto, cuando anteriormente y en varias ocasiones, para explicar el déficit fiscal y el desorbitado crecimiento del valor de las importaciones de República Dominicana, el Presidente de la República apuntó al capitalismo de casino?

Al parecer, uno de los economistas expositores de The Economist no entendía cómo, en medio de la crisis financiera, República Dominicana, con vínculos comerciales tan estrechos con los Estados Unidos, podía aspirar a recibir inversiones y créditos para construir una segunda línea de Metro y un tren de Haina a Santiago.

Fue en ese contexto que el Presidente dominicano respondió, agregando –aquí me circunscribo a la crónica de Manuel Jiménez- de que existían fondos brasileños y venezolanos a los que podía acudir República Dominicana y que además, con la aprobación por el Congreso norteamericano del paquete de 700 mil millones de dólares, la situación pronto se normalizaría.

Podría creerse que el Presidente de la República estaría urgido de presenciar una vuelta a la “normalidad” luego de los desmanes del capitalismo de casino a las finanzas públicas y así iniciar obras públicas a las que otorga trascendental importancia. Percepción que se refuerza con su declaración posterior de que “la crisis está pasando”, dicha justo horas antes de que los señores Bush, Paulson y Bernanke admitieran la gravedad de la crisis y que economistas como Paul Krugman, Robert Reich, Joseph Stiglitz, Alejandro Nadal y Juan Torres López estiman que las dificultades están lejos de terminar y que podrían prolongarse hasta bien entrado el 2009.

Si fuera así, para algunos expresara un buen deseo del Presidente, para otros, un clásico recurso político. Y ese no es el punto.

El punto o la pregunta es: ¿A cuál normalización aspira? ¿A cuál se refiere?

La normalización a la que aspira el Presidente dominicano no es distinta a la que aspiran otros gobernantes en Europa y Estados Unidos. Por ello han apoyado y estimulado la entrega de cientos de miles de millones de dólares y euros a los dueños de negocios en problemas, bancos, inmobiliarias, aseguradoras y reaseguradoras.

El asunto es que la normalización más importante -la del consumo y del bienestar-  no se va a lograr por esa vía. Ya estamos viendo la indignación, rabia y protestas que se están produciendo entre jubilados, pensionados, desempleados, hipotecados, empleados con bajos salarios, empleados a tiempo parcial, empleados sin seguro médico, en Estados Unidos y Europa con las políticas públicas que protegen y van al rescate de Wall Street y no de la Main Street, es decir, de los ricos y no de los humildes de la calle, de la gente de a pie.

La normalización contable de las instituciones financieras podrá lograrse, pero la normalización más importante, aquella de los que no pudieron (o no pueden) pagar la hipoteca, de los que tienen reventadas las tarjetas de crédito, que están desempleados, que ganan mil euros o trabajan a tiempo parcial, se logrará con el cambio de un modelo que favorezca la creación de empleos de calidad, mejores salarios y en el que además de pagar sus impuestos, no se les cobre por la educación y la salud. Un capitalismo en el que haya vigilancia pública sobre los negocios y los gobiernos proteja a sus ciudadanos.

Vale la pena recordarlo, allá y aquí,  lo que se  necesita es exactamente lo mismo: no más dinero, sino mejores políticas públicas.

 

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com
Su comentario sobre esta opinión
Evite los insultos, palabras soeces, vulgaridades o groseras simplificaciones
Nombre:
Apellido:
Email:
País:
Ciudad:
Mensaje:

 

Más Opiniones