Opinión

 

ELLOS ESTÁN EN RECESIÓN, ¿Y TÚ?

Por: Roberto Rodriguez Marchena
Lunes 17 de Noviembre de 2008

Europa y Estados Unidos están en recesión, informan. Eso quiere decir que durante los últimos dos trimestres (seis meses) sus economías no han crecido y están bajo cero o en menos algo (decrecieron).

El concepto podría resultar engañoso si usted no recuerda que la economía (en singular) de un país es la suma algebraica de millones de economías particulares (en plural), de negocios, empresas y familias que habitan en el territorio y en la que a unos va muy bien, a otros bien y a muchos no tanto o francamente mal.

República Dominicana, por ejemplo. Según cifras del Banco Central, en el período enero-septiembre de este año, la economía creció 5.4%, lo que no está nada mal comparado con otras economías similares a la dominicana. Pero, cuando usted va al detalle descubre que los negocios y familias que se dedican a las comunicaciones crecieron 15.7%, los bancos y seguros, 14% y los negocios y familias que tienen que ver con energía y agua, 11.%. Sin embargo, aquellos negocios y familias dedicados a la producción de plátanos decrecieron en -35%, los de habichuelas -30.6%, los de tomate -15.6% y los de guandules -15.3%. Los que producen arroz decrecieron en -0.4%, los dedicados a la ganadería, pesca y silvicultura -4.8%. Las fábricas dominicanas apenas crecieron 2.5% y las otras fábricas, las de zonas francas, decrecieron en -1.2%.

Como se aprecia, a unos fue muy bien, a otros, mal. Lo grave es que esta situación se viene repitiendo trimestre tras trimestre, en la que a unos negocios y familias les va muy bien o bien siempre, mientras a otras, a veces les va bien y otras tantas, mal.

Si eso ocurre entre familias que son dueñas del capital, de los bancos, de las empresas, de los grandes comercios, de las tierras, de las relaciones, ¿qué será de las demás familias, aquellas que dependen de dos o tres empleos, de salarios fijos o de uno o varios negocitos que se han inventado porque no han encontrado empleo por ningún lado? ¿Qué será de las familias en la que uno o los dos padres no tiene empleo? ¿Qué será de las familias –el 75%- que ingresan 10,000 pesos o menos? ¿Qué será de aquellos y aquellas que laboran en la economía informal (54% de los empleados)?

De ahí la pregunta: ¿Está su familia en recesión? ¿Desde hace cuántos trimestres? ¿Cuándo fue la última vez que creció? ¿Lo recuerda? No me refiero a los hijos, sino a los ingresos.

En Europa y Estados Unidos están alarmados, preocupados, porque el desastre de banqueros y de inmobiliarias que andaban por su cuenta ha provocado ahora que millones de familias no puedan pagar la hipoteca de la casa, las medicinas y estén comprando mucho menos comida, ropa, vehículos y electrodomésticos y las tarjetas de crédito no den para más y que cientos de miles de negocios estén en dificultades, despidiendo personal, sin crédito y camino, muchos, a la quiebra.

Lo que para ellos es una novedad por su dimensión, que ha encendido todas las alarmas sociales y políticas, provocado en los Estados Unidos una movilización ciudadana nunca antes vista y que influyó para que Barack Obama ganara las elecciones en ese país, en República Dominicana es asunto mayúsculo y de siempre; más sin embargo, legisladores y funcionarios gubernamentales afirman que todavía aquí no ha pasado nada. Todavía, dicen. ¿Qué más falta por ver o padecer?, cabe preguntar.

Allá, en Europa y Estados Unidos, los gobiernos han tomado algunas medidas y los medios de comunicación y los políticos debaten planes de rescate para crear empleos, aliviar a las familias, estimular el consumo y apoyar a las empresas para que produzcan.

Aquí, los responsables de diseñar y aplicar medidas de alivio y rescate de las familias y negocios andan ocupados en otros asuntos, empeñados en hacer exactamente lo contrario de lo que manda el buen juicio: reduciendo más aún el consumo, encareciendo la inversión privada, impidiendo la creación masiva de empleos, desestimulando las exportaciones y gastando mal los fondos públicos, porque, según dicen, no ha pasado nada nuevo.

Y la verdad es que tienen razón: de nuevo, nada; de viejo, mucho

 

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com
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