Opinión
 

EL NORTE DE LOS LEGISLADORES DEBE SER EL BIENESTAR DE LA SOCIEDAD

Por: Ramón Tejeda Read
Jueves 16 de Abril de 2009

Adolescentes traen cada año 15 millones de niños al mundo, según la Revista Cubana de Obstetricia y Ginecología (volumen 28, No. 1, 2002).

Las adolescentes tienen el doble de posibilidades de morir en el parto que las mujeres en los veinte.

En un solo centro de maternidad de nuestro país, Nuestra Señora de la Altagracia, en la Capital, se presentan CADA DÍA entre 15 y 30 casos de adolescentes embarazadas.

En muchos casos, han sido embarazadas por ignorancia, por otros adolescentes. En no pocas ocasiones, el embarazo es el fruto de una violación.

SÓLO EN ESE CENTRO DE SALUD se presentaron el pasado año cerca de dos mil casos de adolescentes embarazadas.

Se estima que cada año en nuestro país se practican entre 200 y 300  mil abortos; QUE NO OCURREN ENTRE LOS POBRES, dicho sea de  paso, porque éstos no los pueden pagar.

¿Es ése un problema de carácter religioso? ¿Puede ser resuelto apelando a la moral y a los viejos dogmatismos religiosos?

Una especialista de aquel hospital de maternidad señaló la naturaleza del fenómeno: “Es un problema social y de salud pública”, advirtió, y puso el dedo aún más en la llaga al denunciar:

“La escuela debe ofrecer educación sexual a los estudiantes y no expulsar a  las adolescentes embarazadas ni trasladarlas al horario nocturno. Las escuelas deben cumplir con lo establecido en el Código para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, Ley 136-03, que garantiza la permanencia de las estudiantes en los centros educativos”.

Porque es costumbre de ciertos centros educativos (religiosos, por cierto) incriminar a la adolescente embarazada; penalizarla con la expulsión; trasladarla al horario nocturno; enviarla al ostracismo cuando lo que necesita en semejante trance no es castigo, sino comprensión, solidaridad y orientación.

Las consecuencias personales, sociales, económicas de este problema social y de salud pública son demasiado serias como para pretender borrarlas con un simple no al aborto o no al condón y a los métodos anticonceptivos.

De manera sostenida, en el mundo, y particularmente los gobernantes responsables no adocenados por el clientelismo vulgar, vienen cambiando la visión prejuiciada y atrasada que ha prevalecido sobre estos temas.

El presidente Obama ha autorizado la investigación con células madre; en España los métodos anticonceptivos son promovidos por el Estado; en Chile la presidenta Bachellet puso la píldora del día después a disposición gratuita de todas las mujeres…

¿Por qué debemos nosotros andar a la zaga del mundo? Más aún, ¿tiene este tema que ser un asunto de carácter constitucional o debe tratarse como parte de una ley más específica que pueda ir más a fondo en el tema y que sea parte de las legislaciones que, como la Ley 136-03 ya mencionada y similares, van dirigidas a curar tales llagas sociales?

Los legisladores no pueden decidir en estos temas sobre la base de presiones de grupos interesados. El legislador no puede legislar para complacer a tal o cual sector que le garantiza tal o cuales votos.

El norte de los legisladores debe ser el bienestar de la sociedad en su conjunto, sin distingos de ninguna clase.

           

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com
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