Opinión

 

JUSTICIA Y TIEMPO

Por: Rafael Sánchez Cárdenas
Viernes 09 de Enero de 2009

Vivimos un tiempo difícil. De precariedad. Un mar de necesidades insatisfechas, desatendidas. Una sociedad al descuido, aunque flotando.

La vida social precisa la presencia perenne de la justicia. Que no es un policía, un fiscal o un tribunal, aunque imprescindibles hoy. Me refiero a esa virtud, humana, que procura incesantemente dar a cada uno lo suyo, por derecho, y sobre todo por sentido de equidad. El ciudadano ofendido procura que la sociedad judicial le devuelva el equilibrio que el ofensor quebró y establezca de inmediato la culpa y su castigo. La ofensa, en el alma humana,  urge el castigo con presteza. La dilación, la demora incomprensible, amargura. He ahí cuando lo amargo y lo injusto se emparientan. La justicia tardía no es tal justicia.

Cuenta una amiga, que habiendo sido robada, en su negocio,  por un empleado desaprensivo, en octubre del 2000, lo sorprendió, in fraganti, con “la masa en la mano,” y no al revés. Tras las comprobaciones policiales, testigos y todo, fue sometido a la justicia y enviado a prisión provisional, pendiente de juicio. En la navidad de ese año, y por congestión de las cárceles, fue liberado provisionalmente.

Harán dos o tres años que el infeliz empleado, aquejado de una fiebre tifoidea, falleció tras abandonar el tratamiento médico y someterse al cuidado de un curandero de su campo natal, según le fueron a comunicar los parientes.

Para nuestra amiga, triste, pues apreciaba al difunto, el caso hacía mucho que lo había dado por concluido al no ser citada, notificada. Digamos tomada en cuenta por tribunal o fiscalía alguna. Los años curan.

En septiembre pasado, año 2008, la señora del servicio de su casa le llama asustada porque un alguacil le exige firmar un Acto de citación. ¿De qué? Inquiere. Pues nada más y nada menos que al juicio del difunto, que en paz descanse.

Lo había perdonado en su cristiano proceder. Un indulto noble, de buen cristiano.

Si la naturaleza humana ha reconciliado a los interesados, y de qué modo, resulta un artificio la diligencia demorada de la justicia. Qué curioso encontraría un expediente de tantos años, frío por el tiempo, como los muertos. La justicia convertida en tragedia, si no comedia.

¿Cuántos casos semejantes ocurren en nuestro sistema judicial?. Me temo que muchos. Lo grave de esto es que ocurra en la base de la judicatura, lejos de los medios y su ruido, y de los grandes tribunales judiciales, al que tanta atención prestamos. La desidia y la infestación del sistema parece tocar la calidad y presteza de sus recursos humanos. Estamos compelidos al cambio o juzgaremos sólo a nuestros difuntos. Justicia sin tiempo es puro cómic.

 

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com
Su comentario sobre esta opinión
Evite los insultos, palabras soeces, vulgaridades o groseras simplificaciones
Nombre:
Apellido:
Email:
País:
Ciudad:
Mensaje:

 

Más Opiniones