Opinión

 

LA INSOPORTABLE ALZA DE PRECIOS Y LA TRANSITORIEDAD POR EVITARLO.   

El Gobierno dominicano se ha lanzado a una cruzada para evitar que LE suban los precios. (Las mayúsculas son deliberadas).
 
Una noticia alentadora para los ciudadanos y ciudadanas, consumidores con dificultades para administrar sus siempre escasos ingresos.
 
Vimos hace unos días la fotografía del Presidente de la República acompañado de un sonriente secretario de Agricultura entregando un enorme cheque de 300 millones de pesos a ganaderos y comercializadores de leche, aporte gubernamental de 3 pesos por litro de leche para que “no le suban un chele a la leche”.
 
Antes, con los panaderos, justo cuando se destapó el asunto del bromato de potasio, fuimos testigos del afán del -en ese momento recién estrenado- secretario de Industria y Comercio para evitar el aumento en el precio del pan.
 
Recientemente, con los productores de huevos, Agricultura dejó sin efecto la prohibición de exportar huevos, que había sido tomada para aumentar la oferta local y evitar el aumento, con la condición de que bajaran el precio en granja y se evitara un excesivo margen de ganancias de quienes comercializan.
 
Con los combustibles, gasolina, gasoil y gas, algunos entendidos -quizás también maliciosos, dicen que el Gobierno ha evitado subir más aún los precios, pues alegan, calculadora en mano, que si por precio de compra fuera, deberían estar mucho más caros.
 
Recientemente se ha estado hablando de aumento del precio del transporte de carga y de pasajeros. Presiones de las empresas que dicen que no pueden operar con los precios actuales. La reacción gubernamental ha sido diligente y, por boca del secretario de Industria y Comercio hemos sabido que no se va permitir aumentos y que para evitarlo se le podría exonerar a los choferes el 50% del costo de instalación de un sistema de combustible (que ahorra un 35%) y financiarle el 50% restante vía el Banco de Reservas.
 
Con seguridad, todo asomo alcista en cualquier producto sensible será abordado con presteza y diligencia por el Gobierno para impedirlo o mitigarlo hasta que pasen las elecciones de mayo, porque más allá resultará imposible, por insostenible.
 
La realidad es que desde principios de año, un mayor consumo de China e India, catastróficas cosechas de cereales, la fuerte devaluación del dólar, la conversión de alimentos en combustibles, han presionado al alza los precios de cereales como la soya, el maíz, el trigo, la cebada, de minerales como el oro y del petróleo.
 
Los lectores y lectoras de Perspectiva Ciudadana han estado al tanto de este fenómeno económico mundial, pues tan pronto comenzó a sentirse hemos publicado cantidad de artículos de diversas fuentes y comentado varias veces en las notas diarias que compartimos.
 
En Europa y Estados Unidos ha subido el pan, las pastas, la carne de pollo, los huevos, la leche, los quesos, las mantequillas, las cervezas. Cuenta Paul Krugman, en su artículo de ayer en el New York Times, un formidable artículo que puede usted leer hoy en Perspectiva Ciudadana, que el costo de la cena tradicional de Thanksgiving con pavo subió un 11%.
 
Unas economías locales serán más resistentes, otras menos a estos embates, a los que no se puede pretender estar ajeno, pues hay una economía, y esa es global.
 
La estrategia de subsidios agrícolas que tan fabulosos recursos emplea para evitar lo inevitable y que distorsiona el libre comercio, en economías tan poderosas como las de Estados Unidos y Europa -300 mil millones de dólares anuales en subsidios agrícolas- no ha podido funcionar esta vez. Es de tal magnitud que escapa al control e influencia de sus políticas estatales.
 
Es por ello que desde hace ya mucho tiempo se insiste en que una estrategia dominicana de sostenibilidad y crecimiento de la producción agropecuaria y manufacturera (incluyendo zonas francas) no puede descansar en ayudas ocasionales y transitorias. Tampoco pueden asumirse estas ayudas como acciones derivadas de una estrategia de competitividad.
 
Un Gobierno como el dominicano, que ha hecho en poco tiempo tres reformas fiscales alegando escasez de ingresos, no puede embarcarse en una carrera de gastos que no podrá correr con éxito. Porque más que estar aplicando una estrategia de competitividad estaría el Gobierno soliviantando fuerzas productivas con respirador artificial.
 
Al parecer, el Presidente de la República, sus asesores y ministros aprecian el alza de precios como un contratiempo político que podría afectar el propósito reeleccionista, lo que vendría a explicar el febril empeño por impedirlo con medidas transitorias cuya vida útil sólo llega a mayo 17. ¿Cuántos productos más podrá el Presidente evitar que sigan subiendo de precios? ¿Después del 16 de mayo qué pasará cuando se desconecte el respirador artificial? Gane quien gane vendrá la resaca y el ajuste.
 
Esos son los inconvenientes de toda reelección presidencial, que descarta medidas y políticas públicas a mediano y largo plazo para escoger aquellas que tan sólo permitirán al presidente-candidato, no a las fuerzas productivas, no a los ciudadanos y ciudadanas, afrontar los desafíos.

Fuente: www.perspectivaciudadana.com

Publicado con autorización del autor.

 
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