Opinión
     

 

LA PRIORIDAD DEL EMPLEO

Por: Rafael Sánchez Cárdenas
Viernes 23 de Enero de 2009

Pocas son las cosas que intranquilizan a una colectividad como la pérdida del trabajo, del empleo. Con él decae la fuerza moral del individuo, el espíritu propio de valía, al verse incapacitado para dar a los suyos el soporte esperado. La protección ante necesidades que apremian.

Poco a poco, el empleo se va transformando en un lujo. Un regalo que pocas economías del mundo están en capacidad de garantizar. Un sortilegio para grandes masas de ciudadanos. Una pesadilla. El huracán económico tiene en los más débiles su víctima predilecta.

En esta era de preocupaciones colectivas, el gobierno nacional está compelido a vigilar y propiciar el empleo. A estimular la pequeña y mediana empresa, que tantos puestos de trabajo provee a la sociedad, pues descansa, generalmente, en razones del mercado interno, en servicios cotidianos de nuestras comunidades.

Desde el año 2001 al 2006 la tasa de desempleo promedio del país fue de 17.07%. Vale decir, que de cada cien (100) dominicanos aptos para trabajar diecisiete (17) estaban desocupados. En el año 2004 alcanzamos una tasa de desocupación  de 19.7%, la más alta de la última década. Y todo ello asociado a la crisis bancaria nacional de aquel período. Toda una tribulación.

Hoy, que esperamos, sin querer, las repercusiones de la crisis de la economía mundial en la nuestra, nada tan preocupante como el desempleo que asoma. Los anuncios constantes de despidos en zona franca, en la minería, avicultura y comercio presagian la repetición de aquellas penas de la década pasada.

La desconfianza, la intranquilidad permanente, los trastornos de la gobernabilidad democrática, el rechazo político colectivo a los responsables de semejantes situaciones tienen en la desocupación una de sus más profundas explicaciones.

Los gobiernos de las grandes economías se aprestan a trabajar en la búsqueda de formas de estimular y generar empleos o a preservarlo. Así lo han planteado los presidentes Zapatero, Obama, Merkel. ¿Debemos permanecer ajenos a esos aprestos externos?.

La obligación nuestra es plantearnos, ahora, cómo vamos a lograrlo nosotros. Cuáles sectores vamos a priorizar para lograr este fin. La dilación es inaceptable.

Prioricemos una atención, más que especial, al empleo. Es la mejor alarma que tienen las crisis.

 

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com
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Un país sin fuente de empleo es un país pobre, si no hay trabajo, no hay dinero y si no hay dinero, tampoco hay bienestar de vida. Por eso lo países ricos, son ricos, porque tienen buena fuente de empleo.

DONDE HAY TRABAJO HAY VIDA.

 

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