Opinión
 

RACIMOS DE ESPERANZA

Por: Ramón Tejeda Read
Jueves 04 de Diciembre  de 2008

Probablemente es la primera en su género en el país. Así es de novedosa. Hablo de la denominada Feria del Jeans que llevaron a cabo el pasado fin de semana los productores de pantalones jeans de Los Tres Brazos.

Ellos, en cierta manera, conforman lo que en lenguaje comercial muy actual llaman un cluster , palabra del inglés que puede traducirse como racimo, es decir, empresarios que se dedican a producir un mismo bien de consumo, con una misma materia prima y compartiendo otros elementos del proceso de producción y distribución.

El caso es que, con el estímulo de PRO-INDUSTRIA (antigua Corporación de Fomento), en el espacio frontal de aquella institución estatal, en la esquina de las avenidas Luperón con 27 de Febrero, y armados con un racimo de esperanzas, pequeños y medianos productores de Jeans de Los Tres Brazos realizaron su Feria del Jeans.

Este cluster o racimo de pequeños productores no son otra cosa que un sucedáneo optimista, indoblegable, creativo y emprendedor de las llamadas textiles de zona franca, venidas a menos hace poco, con la entrada brutal de China en el mercado.

Una vez desempleados muchos de ellos, no se amilanaron, consiguieron algunas máquinas de medio uso descartadas por aquellas mismas textileras y decidieron seguir produciendo jeans en los patios de sus casas, en Los Tres Brazos, y pronto devinieron insustituibles proveedores del comercio local.

De viernes a domingo del fin de semana pasado movilizaron a Pro-Industria y a cientos de dominicanos y dominicanas que acudieron a hacerse de un buen producto a un buen precio: hasta 200 pesos un pantalón que no hace mal a nadie, sino todo lo contrario; que tiene la calidad de lo mejor y que habla de cómo enfrentar de manera creativa una crisis, aprovechando las oportunidades que brinda—que dice la gente que Dios aprieta, pero no ahorca.

A ojo de buen cubero, las ventas rondaron los diez millones de pesos, pero si hubieran vendido mucho menos lo cierto es que el empeño puesto en marcha, las voluntades movilizadas, el optimismo evidente en el ajetreo de fiesta del barrio a Pro-Industria bien hubieran valido la pena.

Probablemente los pequeños y medianos hacedores de Jeans de Los Tres Brazos todavía tengan mucho que aprender sobre clusters y toda la jerigonza y parafernalia de los negocios en estos tiempos, pero la lección que han dado a su comunidad y al país es de dimensiones formidables y se resume muy fácilmente: es el trabajo el que obra milagros.

Con micro, pequeños y medianos empresarios como ellos, es mucho lo que el Estado tiene que hacer. Crear las condiciones para que quienes no lo hayan hecho formalicen sus empresas es lo de menos. Lo de más es lo más importante.

 

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com
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