Opinión

 

ZELAYA SORPRENDE A LOS GOLPISTAS

Por: Roberto Rodríguez-Marchena
Martes 22 de Septiembre de 2009

Esta vez lo logró. Manuel Zelaya está en Tegucigalpa alojado en la embajada de Brasil.  El operativo que lo llevó a la capital hondureña no fue anunciado como los anteriores y su exitoso resultado sugiere que estuvo bien preparado y coordinado.

¿Con el apoyo y coordinación de quiénes? Muy probablemente de Venezuela, Nicaragua y Brasil. A pesar de que Celso Amorim, ministro de relaciones exteriores brasileño, se apresuró en decir que "Brasil no tuvo ninguna interferencia” -habrá querido decir injerencia- y que  el presidente hondureño entró a Honduras “por medios propios y pacíficos". Más adelante, el jefe de la diplomacia brasileña -en porte vocero- dijo que "espera que se produzca un diálogo con las fuerzas políticas para que se pueda llegar a una solución rápida". Aclaró que el permiso para su ingreso a la sede diplomática brasileña fue solicitado una hora antes de su llegada. ¿A quién van dirigidas estas explicaciones?

Zelaya fue consciente inmediatamente después del golpe que le sacó del poder y del país, de que tenía que volver, pues mientras estuviera fuera, no se le respetaría ni a él ni a las fuerzas sociales que le apoyan. Sacarlo, primero, mantenerlo fuera, después, fue siempre estrategia y terreno fértil para los golpistas y sus aliados.

Como ha ocurrido otras tantas veces en la historia, el regreso del líder al territorio, al campo de batalla, para ponerse al frente de la tropa, del pueblo, voltea la situación, galvaniza las fuerzas y define inexorablemente la coyuntura. Como correctamente comunicó Amorín, la solución se prevee ahora que será “rápida”.

¿Qué significa el regreso de Zelaya? 1-El entierro definitivo de la solución del Departamento de Estado norteamericano vehiculizada vía el presidente Arias de Costa Rica; 2-Revitalización de las fuerzas de la resistencia al golpe, agotadas de tantos esfuerzos infructuosos; 3-Retorno al punto de partida del golpe de Estado que posibilita una negociación en condiciones favorables a la democracia y al proyecto que encarna el gobierno de Zelaya; 4-Un decidido compromiso de varios gobiernos latinoamericanos de ponerle punto final a la que ha sido la aventura derechista que más lejos llegó en su propósito. (No lo lograron en Venezuela, tampoco en Bolivia, Ecuador, Argentina ni Brasil, por la vía militar o a través de denuncias de corrupción, financiamiento irregular de campañas, cortes de carreteras y movilización para obstaculizar el abasto de comestibles a la población y feroces campañas mediáticas).

Esta última afirmación me permite preguntar:¿Porqué y ahora se produce este vuelco en la situación de Honduras, provocado por la aparición sorpresa de Zelaya en Tegucigalpa y para mayor contundencia alojado en la embajada de Brasil?

¿Porqué y ahora, cuando ya una calma chicha había hecho casi olvidar la apuesta por el retorno de Zelaya y cuando ya sólo se hablaba de las elecciones en noviembre y si las mismas debían ser legitimadas por los gobiernos de la región?

¿Los que actuaron para llevar a Zelaya a Tegucigalpa interpretaron la intención –anunciada- del empresario y derechista presidente de Panamá de reconocer al gobierno salido de esas elecciones como el próximo paso del libreto de los golpistas y sus aliados?

La explicación del regreso sorpresivo y exitoso de Zelaya tiene mucho que ver con las bases militares norteamericanas en Colombia y la intención que las acompaña, que constituyen -al decir de Lula, Chávez, Correa, Morales, Bachelet, Lugo y Fernández de Kirchner- una amenaza a la seguridad de países con riquezas petroleras y minerales muy apetecidas por las corporaciones, a nombre de las cuales opera la derecha golpista latinoamericana y sus aliados en los Estados Unidos y Europa.

La compra de armamento por Brasil y Venezuela, la desocupación por personal militar norteamericano de la base de Manta en Ecuador, las denuncias del boliviano Morales en España, las recientes declaraciones hechas públicas hoy del ex presidente Carter, sugieren que varios gobiernos latinoamericanos disponen de información que les ha merecido preocupación y actuar sin demora por el retorno de Zelaya a la presidencia de Honduras.

Paz preventiva, quizás, algún día, le llamarán a esto que ocurrió hoy en Tegucigalpa.

 

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com
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