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				LOS ABANDONADOS A SU SUERTE DE LA COMUNIDAD DE UNIJICA 
				 03 de Abril de 2008
				Hace justo nueve meses unas seis pequeñas 
				viviendas de familias de la sección de Unijica del Municipio de 
				Los Hidalgos de esta provincia de Puerto Plata fueron invadidas 
				por las aguas embravecidas del río Capitán que atraviesa la 
				comunidad. 
				 Los ajuares domésticos fueron arrasados 
				totalmente y las frágiles casuchas al borde del derrumbe, 
				afortunadamente no se produjeron desgracias personales, empero 
				los daños materiales son cuantiosos.  
				La base de un puente que une la comunidad 
				con el importante municipio de La Isabela y otras comunidades 
				rurales, sufrió un profundo socavamiento, lo que representa una 
				seria amenaza de dejar aislada las comunidades referidas.  
				Personas del lugar que rebasan los 
				cincuenta años de edad dicen que jamás habían visto una 
				creciente de la aguas de esta diminuta y muy fría fuente 
				acuífera, de la magnitud de la descrita.  
				Desconsuelo, impotencia, resignación, 
				desesperanza es el balance psicológico que atormenta a los 
				integrantes de las familias profundamente impactadas.  
				Nadie de parte del gobierno los ha 
				visitado, para dentro de su cuadro de infortunio, llevar aliento 
				como lo aconseja el proceder del buen samaritano.  
				Un ingeniero civil, particular, al observar 
				el peligro a que se exponen dichas familias, dijo que la vidas 
				de los que siguen habitando esas casitas, refiriéndose a las 
				afectadas, representa un  inminente peligro, pues habría una 
				gran posibilidad de que si hubiese otra crecida el río las 
				arrase y arruine todo aquel lugar lo que si se le hace un 
				pequeño desvío al caudal del riíto, cuya inversión para el 
				gobierno seria insignificante, se evitaría esa potencial 
				tragedia y el problema pudiera solucionarse definitivamente.  
				Consultados respecto a una posible mudanza 
				del lugar,  los cabezas de familias dijeron “tenemos toda una 
				vida trabajando, alquilando la fuerza de trabajo por día para 
				comer en la noche y lo único que hemos podido lograr son estas 
				casuchas y ahora ya usted puede ver lo que nos ha pasado, 
				tendremos que resignarnos  una noche a morir ahogados junto a 
				nuestras familias”. Una señora, cabeza de familia de los 
				afectados, mostrando una profunda tristeza en su rostro y con 
				las manos en la cabeza, exclamó “somos parte de los abandonados, 
				nueve largos meses de este hecho y nadie nos ha socorrido, somos 
				de los abandonos a su suerte de la comunidad de Unijica”.    
				
				   
				 
				
					
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