"CASOS, RUMORES, MENSAJES Y ALGO MAS"

ESTAFA ENCICLOPEDICA

La Costa Norte se ha convertido en el nuevo blanco de ciertos vendedores de enciclopedias.  Sin entrar en detalles acerca de la casa que las promueve (usted tendrá la oportunidad de convencerse de quiénes son), diremos que se valen de muy buenas técnicas de venta para colocar en sus manos un producto que pinta ser una solución para la escuela de nuestros hijos o para el joven que desea tener a mano conocimientos que resolverán las tareas del colegio o la universidad.

No que las enciclopedias sean la panacea, pues  en la actualidad es posible tener acceso a multitud de conocimientos a través de la Internet; sin embargo,  no todos los hogares de la Costa Norte cuentan con conexiones de este tipo, por diversas razones, tales como precio, conocimientos de informática, facilidad de instalación o tan sólo por no tener en casa una computadora personal, que indudablemente es necesaria para entrar en la red; aunque a muchos nos gusta que nuestros hijos exploren los libros y no que se dediquen exclusivamente a pinchar en la PC.  

Es en este punto en el que, probablemente, en su lugar de trabajo, será visitado por algún joven bien parecido o alguna chica atractiva, con acento suramericano y con incomparable fluidez al hablar. Le comenzará a hablar de distintos temas actuales y establecerá una inmediata confianza con usted hasta el punto que a usted se le ha de olvidar que a quien tiene delante no es nada más y nada menos que un vendedor; por lo que muy pronto vendrá la conversación sobre el móvil de la visita. Pero no de golpe.

El joven le dirá que está concursando para ganarse una beca por tal o cual valor y que le hace falta cierta cantidad de puntos para lograr la meta.  De inmediato empieza usted a pensar “¿Cómo no ayudar a este muchacho?” y accede usted a mirar el catálogo y a comprar un producto que ha de venir después, el cual puede darle tremenda decepción, especialmente cuando lo necesite. 

En mi caso les diré que compré tremenda enciclopedia y,  al verla toda envuelta en su plástico me animé a firmar el recibo, conforme de lo que estaba comprando, hasta que días después no pude ni siquiera ayudar a mi hija de diez años a hacer una pequeña tarea sobre la pintura rupestre, de lo cual hablan hasta los más baratos libros de historia. Me sentí estafado y sobre todo he tenido que seguir pinchando las teclas del computador porque en esa desgracia no hay información adecuada a los tiempos presentes.

Esto sin hablar de la mala calidad del papel y de la impresión interna, pues por fuera es una belleza.  Aunque no puedo devolver la enciclopedia, no saben que detrás de esta cara estafa me están dando la oportunidad de decirle a muchos otros que no compren, que se cuiden. No se puede engañar a los clientes, tarde o temprano nos va a salir muy caro. carlosraulmancebo@yahoo.com