BANCASEGUROS EL RIESGO DEL SERVICIO

 Desde la quiebra de Segna y la Intercontinental de Seguros, el mercado asegurador dominicano ha cambiado notablemente. Ahora tenemos más compañías de seguros, más intermediarios, más productos y una mayor competencia. La Ley 146-02 sobre Seguros y Fianzas en la Republica Dominicana ha posibilitado la incursión de la Banca en el negocio de los seguros a nivel de intermediación, pero por otro lado,  nuevas legislaciones han restringido la participación de la Banca como accionista en el negocio. Los bancos han tenido que deshacerse de su portafolio accionario en esas compañías, de manera que el negocio para la Banca continúa, pero a nivel de intermediarios.  

La experiencia del día  a día sumergido en contratos, reclamos, colocación de riesgos nos ha dicho que el banco no es buen intermediario. No lo es, porque su fuerte es el préstamo, su fortaleza está en el cumplimiento de las normas establecidas para su tipo de negocio.  Considerando que el gran reto del intermediario es la solución de los reclamos del cliente conforme al contrato póliza, se requiere conocimiento cabal y profundo de los términos en que se suscribió ese contrato y los empleados del banco saben de su negocio, no de seguros.  

En las constantes ferias de ventas de automóviles que se realiza durante el año en nuestro país, financiadas por la Banca, se incentiva  a los clientes con un descuento en las primas a pagar por su póliza, la cual será manejada por el banco a través del sistema de banca seguros mientras dure el financiamiento. Los bancos también promueven dentro de su portafolio de productos, seguros para viviendas y seguros de vida. Están fungiendo como intermediarios de seguros muchas veces sin una plataforma de reclamos que respalde la solución de los daños de forma rápida y eficaz. Venden sus pólizas y luego el cliente, en un gran porcentaje de casos, debe buscar la solución de su problema directamente con la compañía aseguradora. Es un servicio flaco.

 Un buen intermediario debe conocer al dedillo su producto, su deber es, por sobre todas las cosas, recomendar a su cliente la cobertura exacta y explicarle, sin omisiones, las letras pequeñas de ese tipo de contrato. Se evita así los conocidos sinsabores que entraña la solución de un reclamo por un siniestro que no se previó.  

Todas las compañías aseguradoras venden los mismos productos con ligeras diferencias. Los precios también son más o menos los mismos. Lo que va a diferenciar una de otra es el servicio y quien ofrece el servicio es el intermediario. Un buen corredor de seguros o agente, capaz, diligente y con experiencia posee un valor incalculable a la hora de resolver los problemas que generan los siniestros.  Ser agente o corredor de seguros es una profesión de mucha responsabilidad. De manera que la experiencia que tiene su intermediario en la solución de los conflictos y no tanto en la compañía aseguradora es lo que le va a dar la seguridad que usted busca.