Recursos para la  policía

El diccionario de la Real Academia de la Lengua define la palabra recurso de la siguiente forma: “medio de cualquier clase que, en caso de necesidad, sirve para conseguir lo que se pretende”. Por otro lado define la logística como: “el conjunto de medios y métodos necesarios para llevar a cabo la organización de una empresa, o de un servicio”. No es mi intención comenzar a escribir pretendiendo hacer alardes de erudición, cosa que ciertamente no tengo y que Dios me perdone y me cuide.  He buscado estas definiciones para referirme al caso real y lamentable de la delincuencia en nuestro país en la actualidad.  

En días pasados escuchaba con atención la conversación de algunos comunicadores en cuanto al motivo de la escalada y aparentemente indetenible delincuencia que nos arropa y mi punto de vista es claro. ¿Acaso ustedes creen que pidiendo se controla un país? Los delincuentes cada vez más sofisticados, con técnicas  importadas, con tecnología y todo tipo de recursos a su disposición. ¡Nuestra policía pidiendo limosnas! Sueldo mínimo, sin comunicación, sin transporte, con una moral por el piso. Muchas veces he pensado que pocas cosas pasan. Pocas cosas pasan en un país donde un policía gana tres mil y pico de pesos al mes, que no dan ni para hacer una compra para una semana. Se preguntan ustedes como viven esos héroes? ¿Qué deben hacer para subsistir? Pues con gusto se los diré; pasando vergüenza. O usted considera que es fácil tener que estar pidiendo. No hay una cosa más terrible que pedir. Las fibras intimas del decoro, la moral y la decencia se desploman. El pedir por altruismo, para dar a los que no tienen, es mucho más fácil, esto enaltece las almas que acometen la tarea, pero pedir para uno mismo resulta vergonzoso.

La  reforma policial debe comenzar por el estómago, por la vestimenta, por la comunicación, el transporte y todo tipo de recursos que puedan hacer de esa loable actividad una tarea efectiva y segura. El Estado debe proveer suficientes recursos para que esta tarea sea más práctica y eficiente. Buenos vehículos y con combustible suficiente, radios de comunicación, buenas armas. Adiestramiento. La delincuencia no se ataca con discursos ni con buenas intenciones. Se controla con dinero. Buenos salarios para que sus hijos tengan la oportunidad de tener comida, vivienda, educación, salud. El servidor para servir bien debe tener sus problemas elementales resueltos, estos servidores no los tienen. Se debaten día a día entre el deber y la vergüenza. Este es el punto neurálgico del buen trabajo policial.  

Debe el mismo Estado contribuir a devolver la moral a la policía. Enseñar a la población a ver en ellos sus colaboradores. Si queremos turismo, si queremos libre comercio, si queremos paz y tranquilidad, si queremos progresar como nación, debemos replantear el papel de ese servidor público. Replantearlo de una manera objetiva. No sé si estoy equivocado o si estoy escribiendo pendejadas, pero pienso que el que gana bien y resuelve los problemas de su casa,  no tiene que pedir y,  por lo tanto,  sale a la calle con la frente en alto, dispuesto a darlo todo, a servir con eficiencia. El que no gana lo suficiente vive una vida que no vive, pues  toda intención del buen cumplir sucumbe agobiada bajo el peso de la necesidad. Hay que pagar para exigir. El Estado debe acometer esa tarea sin perder tiempo. Al Secretario de Interior le debo decir que no existe la satisfacción del deber cumplido si no hay recursos para cumplir con el deber y si en la casa esperan niños con hambre, sin posibilidades de educación y sin esperanzas. El dinero sí que es importante para esos servidores. luishcanela@gmail.com