LLEGÓ LA HORA

SIMILITUD A UNA INTOLERANCIA DE ESTADO 

Los crímenes de Estado tienen similitud aunque se hagan en contextos diferentes, por actores diferentes y de consecuencias diferentes, pero llevan consigo un  fin, eliminar a la persona que se considera un elemento “peligroso” para los que en ese momento gobiernan el país.

El crimen de Estado tiene un solo matiz, sacar de circulación de manera definitiva a una persona que se haya constituido en una “piedra en el zapato” de un funcionario o de un estamento del Gobierno que dirige el país. 

Así pasó en los 30 años de dictadura trujillista y lo vivimos de manera personal  en los famosos 12 años del Dr. Joaquín Balaguer, siendo estos crímenes cometidos en esas etapas de la historia dominicana, recuerdos imperecederos en la memoria de los que quedamos como sobrevivientes.  

Crimen de Estado fue el cometido contra las hermanas Mirabal y su chofer Rufino de la Cruz, quedando plasmado en todo el país el significado de lo que en ese justo momento representó el inicio de la caída definitiva del régimen despótico cuya cabeza fue cercenada un 30 de mayo del año 1961,  meses después del asesinato cometido contra estas luchadoras antitrujillistas 

Así sucedió también en los 12 años del Dr. Joaquín Balaguer, donde fue victimado mi esposo Amín Abel Hasbún, en la puerta de mi casa, y donde se  trató de legalizar su asesinato, con la presencia de un ayudante Fiscal, que sonrojado por haber sido tomado de señuelo, abandonó el lugar de manera irresponsable, dejándonos a merced  de un grupo de criminales, cuyo único objetivo era cercenarle la cabeza para sacar de circulación a un opositor. 

En lo que corresponde a este caso sucedido en Sosúa, salvo la distancia, el tiempo, las razones y las circunstancias, el fiscal adjunto Teódulo Ceballos Peñaló, fue víctima de un crimen de Estado, en cuyas circunstancias evidentemente estan involucrados miembros de la DNCD, dos Procuradores Fiscales Adjuntos,  el Fiscal de Puerto Plata y hasta le cabe la co-responsabilidad al Procurador General de la Corte de Apelación, que por su categoría  judicial, al expedir una orden de arresto a las ocho de la noche,  pasa a ser sujeto de sospecha de toda la trama urdida en contra del  asesinado procurador adjunto Ceballos Peñaló.  

Si se realiza una investigación desprejuiciada, como esperamos los ciudadanos y  ciudadanas del país, tendrá que salir a flote la verdadera causa de este vil asesinato., porque primero, para justificar su muerte, se argumentó que hubo un enfrentamiento, retrotrayéndonos en el tiempo de los 12 años del Dr. Balaguer, cuando la Policía Nacional utilizaba estos argumentos para informar al pueblo los asesinatos de sus opositores.  Luego, ante la existencia de una testigo presencial, han tenido que recoger las informaciones vertidas dañando la reputación y la moral del Fiscal asesinado. 

Indudablemente, que hay mucha “tela que cortar” de este hecho criminal que involucra las instancias del poder judicial gubernamental, y donde las aclaraciones tendrán que ser muy veraces para  poder resarcir a la opinión pública, que ha llegado a sus propias conclusiones.  Porque no se puede justificar la muerte de una persona, que no tiró un solo tiro de su arma de reglamento, que estaba acompañado de una mujer,  por demás periodista, a quien iba a dejar en su casa; donde no mediaron palabras de arresto  sino una emboscada realizada en plena calle poblada, encabezando la comitiva  representantes del ministerio público que se supone deben ser elementos de contención para cualquier acto de brutalidad policial. 

La inseguridad ciudadana que se está viviendo en este Gobierno adquirió en Puerto Plata matices de una intolerancia bestial, que rebasa los cánones de los derechos consignados en la Declaratoria de los Derechos Humanos, donde nuestro país es signatario, pero donde además, se hace evidente que permea los intersticios de un Gobierno, dirigido por un Presidente,  que ante el país y la opinión pública internacional, está dando una demostración  que tanto en el Palacio Nacional como sus subalternos, han perdido totalmente el control del manejo racional del Estado.

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