LLEGÓ LA HORA

LA FALACIA DE LA NEUTRALIDAD 

Vemos con preocupación cómo se siguen produciendo acontecimientos que tienden a empañar la imagen del país en el respeto a la Declaratoria de los Derechos Humanos. Esta vez le tocó a un periodista, lo que nos lleva a pensar, que los niveles de intolerancia de los que ejercen el Poder en estos momentos, tienden a agigantarse

En esta semana se produjo un acontecimiento más de intolerancia de este Gobierno, esta vez contra el periodista Adolfo Salomón, reportero de Color Visión, quien ejerciendo sus funciones de tener como arma las preguntas, en un acto de reconocimiento realizado por las Fuerzas Armadas al Arzobispo de Santo Domingo, cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, le pidió a su Excelencia Reverendísima su opinión sobre el aceptar homosexuales en ese organismo militar y  sobre lo que pensaba de existir ese fenómeno social también en la iglesia.

El Cardenal que nos tiene acostumbrados (as) a sus exabruptos, respondió airado acusando al periodista de buscar siempre la forma de causarle molestias con sus preguntas, evadiendo por otro lado su respuesta a una periodista, sobre su opinión a la reelección del presidente, Dr. Leonel Fernández,  insistiendo la periodista que cuando el ex – presidente Hipólito Mejía planteó su reelección, él había adoptado una posición pública de denuncia contraria a esta decisión.

Al concluir el acto, la Secretaría de las Fuerzas Armadas  hizo llegar una carta – censura,  enviada por el Teniente General Ramón Antonio Aquino García, a la Dirección de Color Visión donde expresaba su disgusto por la pregunta realizada por este Reportero al honorable representante de la iglesia católica dominicana.

No se hizo esperar la reacción de ese medio televisivo, y al otro dia, el reportero fue cancelado, sin mediar ningún  tipo de información ni de aclaración de parte de la dirección.

Esta actitud retrata, de manera precisa, los niveles de intolerancia oficial que existe en los que dirigen este Gobierno, aún cuando el Palacio Nacional, rápidamente recogió las circunstancias del hecho, poniendo a su vocero presidencial a pedir las disculpas necesarias al periodista agraviado, amonestando por el desliz de su acción al Teniente General que encabeza los cuerpos castrenses del país.

Sin embargo, entendemos que aún la Presidencia recogiendo lo que constituyó un verdadero acto de autoritarismo oficial, la actitud guardística y  despótica adoptada que refleja, que el poder, no se acostumbra a aceptar la aplicación de la democracia y el establecimiento de la libre expresión del pensamiento; que la intolerancia fundamentalista sale a flote, con el comportamiento que de manera tangible se deja tocar, para producir la acción y  ver  si  se produce la reacción, porque así se van tejiendo los hilos imperceptibles que conforman las tiranías y que de no encontrar un elemento de contención se haga presente, estrangula las manifestaciones democráticas.

El periodista fue lesionado en su ejercicio, no sólo por la actitud de intolerancia de un Jefe de las fuerzas Armadas, si no también con el apoyo brindado por el propietario de la empresa, que sin mediar palabras, ni tomar en consideración su opinión sobre la veracidad de los hechos, ejecutó la cancelación de manera fría, agraviante y poco responsable, asumiendo el temor que se inserta en un empresario, cuando es requerido actuar por el poder militar de este  país.

Debemos asumir con preocupación, lo que puede estar pasando, cuando sin  sincronizar los affaires que deben darse entre los actores de un pais que vive en democracia, pueda un Teniente General, sin mediar las consecuencias que pueda tener para la imagen nacional e internacional de su Gobierno, enviar una carta intimidante, para ejercer censura sobre el ejercicio a la libre expresión del pensamiento. ¿O es que este Gobierno no controla sus funcionarios?; haciendo posible asentar de que verdaderamente constituye una falacia  la neutralidad de nuestras Fuerzas Armadas.

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