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				¿A DÓNDE SE HA IDO EL MENUDO?
				  
				Los estrategas del Gobierno en materia 
				económica no han dicho ni esta boca es mía ante la percepción de 
				la gente de que “no hay dinero en las calles”.  
				Los partidos de oposición explotan 
				rabiosamente esta idea asestando golpes contra el desempeño del 
				gobierno en su tarea de promover una vida justa a los 
				dominicanos en cuanto a lo monetario.  
				Y es que lo económico se ha convertido 
				desde hace décadas en una de las razones principales de nuestro 
				actuar, en el fardo que quita y pone presidentes, y en el cuento 
				de nunca acabar, ya que ningún gobierno ha podido poner fin a 
				los grandes contrastes de nuestra tierra en donde unos pocos 
				tienen tanto y otros no tienen nada. 
				No obstante, ha habido ciertos momentos de 
				ilusión en los que tal pareciera que mejoramos un poco. Momentos 
				en los que un paletero cualquiera te devolvía sin protestar 
				cuando le pagabas con una papeleta de a mil.   
				Y ha sido una ilusión, pues no era que 
				subimos económicamente, sino que el Peso se había deteriorado 
				tanto que una de esas gordas papeletas ya no representaba mucho 
				dinero para el vendutero promedio. 
				  En otras palabras: había dinero devaluado 
				en las calles, pero había dinero. 
				Lo que ocurre ahora es un fenómeno nuevo. 
				Los comercios al detalle están fuertemente restringidos ante la 
				imposibilidad de conseguir menudo.  
				No hay billetes pequeños en las tiendas del 
				barrio. No hay monedas en los lugares de venta de chiripas, ni 
				el paletero puede devolver de un billete de  mil pesos aún 
				cuando está más devaluado que años antes. Voy más lejos: el 
				miércoles anterior, me dirigí a un colmado y quise pagar una 
				botella de agua de sólo quince pesos con un billete de cien y la 
				dueña me pidió por favor que viera en mis bolsillos si no tenía 
				algo más pequeño, porque ya no tenía monedas ni billetes de baja 
				denominación. 
				Trabajo en una institución financiera y, 
				puedo decir que en mi equipo ya estamos deprimidos de tanto 
				decir a los clientes: “No tenemos cambio (en realidad no 
				tenemos), el Banco Central no está dándonos menudo…”   Esto no 
				es una versión nuestra, es también la canción de todos empleados 
				de los bancos comerciales del país. ¿Qué sucede pues? ¿Porqué 
				nadie explica lo que ocurre? 
				Lo malo de todo esto es que con esta 
				escasez de menudo aumenta la sensación de que todo está detenido 
				y de que, efectivamente no hay dinero. 
				Invitamos a nuestras brillantes 
				autoridades, no sólo a explicar este fenómeno nunca visto en los 
				últimos treinta años, sino también a poner un freno a las 
				actividades que, ya sea por negligencia, falta de previsión o 
				fuerzas ocultas, están frenando el menudo, aumentando así una 
				desventurada percepción de mal desempeño económico, reflejado 
				mayormente en la clase trabajadora. 
				caramand.blogspot.com
				  
					
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