Opinión

 

SI  VERIZON ESTUVIERA

Por: Luis H. Canela
01 de Octubre de 2009 

Si Verizon estuviera,  el poderío del norte no hubiese permitido la portabilidad numérica. De seguro alegarían transgresión al Tratado de Libre Comercio o cualquier otra violación, pero de que  ahora mismo no estuviéramos hablando de portabilidad, de eso estoy seguro.  

Pasaron decenas de años siendo los únicos, los insuperables, los obligados. Las leyes antimonopolio son excluyentes; solamente se les aplican a los pobres cuando perjudican a las grandes multinacionales.  

Se fue Verizon y llegó el vendaval de empresas telefónicas. Comenzaron pequeñitas con tecnologías de última generación y poco a poco fueron obteniendo espacio.  Quizás fue competencia de precios o bien podría ser el tamaño reducido del mercado lo que alejó la multinacional. Lo cierto es que México no tiene la fuerza del imperio ni su poder de persuasión para trazar pautas, aconsejar legisladores, amenazar con quitar visas para que no voten por tal o cual proyecto. Se fue Verizon y es una realidad la portabilidad numérica.  

Qué bueno, porque como dice el doctor Vargas; “la entrada del nuevo servicio dará al mercado de las telecomunicaciones un nuevo nivel de calidad”.  

¿De qué nuevo nivel de calidad estará hablando? Me imagino que tendremos que comenzar por el nivel uno, porque, en la compañía que tengo en la actualidad, la calidad, por lo menos en el servicio, brilla por su ausencia. 

En sus oficinas te atienden como si fueras un número, es decir, lo reconozco por esta vez, soy un número, un número de teléfono, si, un número, pero cualquiera esperaría que con lo caro que cobran, por lo menos en el trato, esos números eventualmente podrían convertirse en sonrisas, expresiones de solidaridad, compromiso, es decir, buen servicio. Lamentablemente no es así.  

Hablando de niveles, cualquiera con un nivel medio de entendimiento podría darse cuenta de hacia dónde van los números, hacia dónde va la portabilidad. Ojalá me equivoque porque hay compañías que la van a pasar mal precisamente por los altos niveles de arrogancia y engreimiento en las atenciones que brindan a  sus abonados.  

Ojalá existieran mecanismos tan fáciles  para que el ciudadano pudiera cambiar de compañía proveedora de electricidad, de agua potable y de los demás servicios públicos. Ojalá, por qué no,  la portabilidad también sea para cuando cometemos una equivocación votando por un legislador que lo que quiere es cortarle a uno la lengua con iniciativas truncas de modificación de leyes de acceso a la información pública.  

En política, la portabilidad viene cada cuatro años, qué lástima!!!  

luishcanela@gmail.com

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