LLEGO LA HORA
EL TRANSFUGUISMO POLÍTICO Y EL CAMBALACHE GUBERNAMENTAL
23-8-2007
“Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que
obedecen pierden el respeto”. –Anónimo-.
Mirna Santos
Ha despertado una comidilla generalizada de
comentarios adversos, las medidas tomadas por el Dr. Leonel
Fernández, Presidente de la República, en los decretos emitidos
nombrando una caterva de nuevos funcionarios provenientes de
diferentes parcelas políticas, con la finalidad de dar un golpe
de efecto, en un momento donde las encuestas manifiesta una
estrepitosa caída de la preferencia de su imagen en la decisión
del voto de los/as dominicanos/as.
De estas medidas debemos analizar primero,
su contenido de degradación de lo que es el ejercicio político,
donde la probidad y la decencia han sido anuladas frente al
ejercicio del Poder. El Dr. Leonel Fernández ha estado
dispuesto a sacarse de las mangas las cartas más
inverosímiles con tal de no dejar la silla presidencial. El
pudor y la decencia que se deben exhibir como estandartes
ejemplarizadores del ejercicio político, son echados a un lado
para dar paso, a la compra indiscriminada de filibusteros/as y
truhanes, que forman parte de una pandilla de piratas, eligiendo
políticos de tercera fila, algunos descartados por sus propios
partidos políticos y otros que están al acecho de mantener sus
grupúsculos, como venduteros, para sacarle provecho económico y
engrosar sus bolsillos cada cuatro años.
¿Este es el mensaje de progreso que nos
quieren vender los peledeístas para que el pueblo vuelva votar
por Leonel Fernández? En verdad, el PLD y el Dr. Leonel
Fernández cada vez se hunden más en el descrédito y en la
incredibilidad de la gente. Crear un dispendio adicional en la
nómina pública, con el abultamiento de esta cantidad de nuevos
funcionarios, a costa de las necesidades, el hambre y las
precariedades económicas que sufre en la actualidad el pueblo
dominicano, nos ofrece la lectura de hasta dónde son capaces de
llegar estos fundamentalistas y taimados peledeístas y hasta
dónde el Dr. Leonel Fernández tiene puesta sus miras, con una
insensibilidad que asusta y nos pone al corriente de que es un
gobernante que sin sonrojo ejecuta acciones que llenan y se
desbordan ante las indignidades personales.
No tiene mucho que buscar el pueblo
dominicano con un Presidente de esta catadura, que nos ha
impuesto tres reformas fiscales para utilizar las arcas del
Estado para enriquecer sus funcionarios y comprar a diestra y
siniestra conciencias y voluntades.
¿Cuáles son nuestros paradigmas?; ¿A dónde
va llegar este Gobierno en la utilización de la gente, vendiendo
falsos valores y creando expectativas mediáticas?; ¿A qué
precio y a qué nivel de mensaje taimado y de laxante intestinal
de sus propios adeptos?
Este Gobierno que tanto enarboló el cambio,
ha tomado en sus manos los esquemas mas obsoletos, con las
propuestas más indecentes que retuercen los valores que se
deben exhibir en una sociedad donde todos/as somos
compromisarios/as. Utilizar el transfuguismo de personeros que
exhiben su degradación personal cuando aceptan la compra de su
conciencia, es llevar la sociedad hacia derroteros
inconmensurables de espanto y de escarnio, que sólo lo exhiben
gobernantes que asumen una conducta autoritaria, con fines
mezquinos y degradantes. Y eso la sociedad que ha apostado a
que debemos cambiar, tiene que tender a rechazarlo, si no
seremos víctimas a posteriori, de nuestros propios desaciertos e
iniquidades.
El transfuguismo, ha sido de nuevo retomado
en sus esencias, por el Dr. Leonel Fernández, para seguir
prostituyendo el quehacer político de gente que han utilizado su
condición de militantes partidarios para negociar y que
convertidos/as en piratas, filibusteros, truhanes y
sinvergüenzas, han puesto sobre la palestra nacional, de nuevo,
la falta de ética que ha estado corroyendo la sociedad
dominicana.
De ahí que como la canción Cambalache, el
Dr. Leonel Fernández, no puede salirse con las suyas y no
podemos permitir que resulte lo mismo ser derecho que traidor,
ignorante y sabio chorro, generoso o estafador. Tenemos que
cambiar esta aserción y decirle al mandatario que estos cambios
además de decepcionarnos nos ponen a decidir definitivamente que
tenemos que sacarlo del Palacio Nacional, porque no podemos
seguir permitiendo que se siga prostituyendo y degradando el
quehacer político nacional.
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