Las condiciones de hacinamiento en que las autoridades tienen a casi un centenar de personas, con poca agua, sin baños, sin energía, sin aire fresco, sin nada; son indescriptibles. Si usted se detiene en las intercepciones de la calle Separación con Beller, hasta ahí llega el mal olor que emana de ese cementerio de hombres vivos que es la cárcel preventiva. Heces fecales en el piso, orines, restos de comida podrida, vómito, sudor, lodo, cuerpos lastimados, enfermos de todo tipo.
Casi todos de pie porque no hay espacio.
Es patética la situación. Insoportable. Cómo puede ser posible que en el mismo centro de una ciudad turística, exista una cárcel sin las mínimas condiciones para subsistir, como esa.
La manifestación llevada a cabo por parte del Colegio de Abogados, Derechos Humanos, Federación de trabajadores hoteleros, entre otras organizaciones, es una muestra de solidaridad que hay que valorar. Las autoridades deben actuar de inmediato para buscarle una solución viable a esa deprimente situación.
Dignidad, señores, dignidad. Los están tratando como animales. Es posible, probable, podría ser que tengan cuentas pendientes condenables, pero eso no justifica que los traten peor que a los que Trujillo y Johnny Abbes apresaron y llevaron a la 40.