El Félix Sánchez Puertoplateño

Ultima Actualización: viernes, 10 de agosto de 2012. Por: Luis Henriquez Canela

Duele decir, que el Félix Sánchez puertoplateño no existe, ni existirá. Mientras el deporte no vuelva a las escuelas, mientras los gobiernos dejen de pensar solamente en Santo Domingo, no vamos a tener un SuperSanchez aquí ni en ninguna otra provincia.

Estoy seguro que el corazón del dominicano más recio y menos dado a la emoción, se retorció el día en que Félix Sánchez obtuvo su presea dorada en los Juegos Olímpicos.  De eso no hay dudas.   

Los que practican algún tipo de deporte y han tenido la satisfacción de ganar alguna medalla o algún trofeo,  conocen esa conmoción momentánea que se apodera del cuerpo y la mente. Son indescriptibles las sensaciones que se desbordan en ese soplo de tiempo. No hay nada que se le parezca. 

Duele decir, que el Félix Sánchez puertoplateño no existe, ni existirá.  Mientras el deporte no vuelva a las escuelas, mientras los gobiernos dejen de pensar solamente en Santo Domingo, no vamos a tener un SuperSanchez aquí ni en ninguna otra provincia. 

¿Dónde esta nuestro campo y pista? ¿Quiénes abogan por él? ¿Qué funcionario ha sido capaz de decirle dos verdades a los presidentes que han visitado esta provincia por los siglos de los siglos? Pocos, muy pocos.  

Nos metemos la lengua entre las piernas y quedamos mudos cuando vemos el desborde de jipetas y helicópteros. ¡De deportes, nadie dice nada! Y han dejado llenar el pueblo de bares y bebentinas sin control, sabiendo lo que eso trae para la juventud. 

Hemos estado embelesados, absortos, con nuestra vista puesta en la construcción del muelle y la carretera de cuatro vías. No pensamos en más nada. Ese ha sido nuestro universo últimamente y con una levedad que hiere, hemos gastado todos estos años exigiendo el cumplimiento de  esas promesas. 

El Félix Sánchez puertoplateño no existe y no existirá, ni el de Samaná, ni el de Santiago, ni el de San Francisco de Macorís, ni ningún otro en ninguna otra provincia. Aquí los cuartos se quedan en la capital, que es donde está el poder.  

Si usted quiere enterarse por su propia cuenta de lo que escribo, vaya al polideportivo de Puerto Plata y encontrará un panorama parecido al de Hiroshima después de lanzada la bomba. Con la excepción, claro, del basquetbol.  No hay dinero para nada. Es cayéndose a pedazos que están los alrededores, vaya a judo, a karate, a voleibol, visite el campo de futbol y vea las gradas, vaya donde usted quiera ir y tropezará con un montón de hierros retorcidos y oxidados, goteras y sucio.  

El Félix Sánchez puertoplateño no llega ni siquiera a utopía. 

En otra entrega les escribiré  sobre lo que creo que se debe hacer con el Estadio José Briseño aunque le duela a muchos “dinosaurios” que andan por ahí pensando que esa ruina es un santuario.