Falleció en las primeras horas de este lunes el locutor Castillo Reyes, quien padecía desde hace algunos años de serios quebrantos de salud.
Reyes expiró en un centro médico privado de esta ciudad, según dijeron personas allegadas a la familia del profesional del micrófono.
Salvador Castillo Reyes, nombre de pila bautismal, era nativo de Santo Domingo, pero en los años 70 se traslado a Puerto Plata para unirse al staff de locutores de la desaparecida emisora La Voz dela Libertad, propiedad del fallecido empresario turístico Luís A. Pelegrín.
Con timbre de voz tremola, Castillo Reyes, debutó con gran éxito en el gusto de la audiencia de la emisora La Voz de la Libertad, donde permaneció laborando por más de quince años como verdadero profesional de la comunicación radiofónica.
Posteriormente, Castillo Reyes, pasó a laborar en la también desaparecida emisora Isabel de Torres, propiedad de la familia Brisso, especialmente del radiodifusor fallecido Damian Brisso.
Años después éste fue contratado por el fenecido empresario Waldo Musa, propietario del circuito de radio y televisión Musa, para llevar a cabo un programa de música romántica, el cual fue bautizado por Castillo Reyes: “evocando el pasado”.
Admirador de la revolución cubana, especialmente del comandante Fidel Castro, Castillo Reyes, siempre se distinguió por utilizar en su cabeza una boina al estilo Ernesto Guevara (El Ché), incluso en sus programas no dejó de elogiar al régimen socialista impera en la actualidad en Cuba.
Este profesional de micrófono en varias ocasiones tuvo que ser internado por sus familiares en distintos centros de salud privado en esta ciudad, debido a que padecía de diversos quebrantos de salud, los cuales terminaron arrancándole la vida en las primeras horas de este lunes, según dijeron ambos entrañables que compartieron con éste momentos sociales en esta ciudad.
Castillo Reyes constantemente viajaba a Cuba para tratarse estos problemas físicos, pero pese los esfuerzos que hicieron los galenos de este país al final la muerte lo sorprendió para siempre, lo que deja un gran pesar en la familia de la comunicación puertoplateña.