Lo que el viento se llevó

Ultima Actualización: lunes, 29 de octubre de 2012. Por: Artículo Invitado

Durante años Puerto Plata ha visto como el viento se lleva toda posibilidad de poseer un equipo de beisbol profesional de inverno.

Más que un simple remozamiento del Estadio José Briceño y aún más del simple hecho, que en esta ciudad para las temporadas invernales siempre tenemos el fantasma viviente de las lluvias por las temporadas  ciclónicas.
 
Se sobre entiende que el problema más grande para tener un equipo de beisbol invernal en Puerto Plata “radica en el dinero”.
 
A diferencia de los equipos tradicionales de República Dominicana, que su capital entra de una combinación de empresas y publicidad, las cuales han trabajado mancomunadamente para que estas franquicias se mantengan en sus respectivas sedes, con un presupuesto multimillonario para desarrollar sus actividades.
 
En cambio, Puerto Plata que ha parido personas valientes y decisivas para el desarrollo de esta provincia, lamentablemente no saben lo que significa trabajar en conjunto y unificarse para un mismo propósito.
 
Es claro, que esta ciudad del Atlántico no posee un grupo de inversionistas que lleven la carga de un equipo invernal. Es notable que las inversiones son súper millonarias y en esta ciudad no tenemos esas personas que económicamente puedan involucrarse en un proyecto, en el cual no tendrán sus beneficios a corto plazo; ya que estas inversiones tienen un margen de rentabilidad anual lo cual no permite recuperar la primera inversión en los primeros tres años.
 
Pero no todo es oscuro para el beisbol profesional puertoplateño. Las posibles oportunidades de tener un equipo de beisbol en esta ciudad están relacionadas  con la Liga de Beisbol Profesional de Verano del Cibao, dirigida por el presidente de la Federación Dominicana de Beisbol de Aficionados, licenciado Héctor Pereyra (Tito). 
 
La Liga de Verano del Cibao  permite a ciudades que económicamente no poseen recursos para tener un equipo profesional, la oportunidad de desarrollar sus franquicias a un costo razonable inferior a los conjuntos  de la pelota de invierno.
 
Las ventajas que posee Puerto Plata para que incluya nuevamente en la Liga de Verano del Cibao son las siguientes: 1): Estadio José Briceño  que requiere de un mínimo de reparación para jugar en estos torneos veraniegos comparado con otras instalaciones  donde se juega pelota invernal.
 
Esta inversión que necesariamente no debe ser asumida por los dueños de los equipos, sino que el Ministerio de Obras Publicas se encarga de dar embellecimiento a los Estadios, lo que permite que los administradores de franquicias se ahorran mucho dinero por esta acción; 2): los jugadores, entrenadores, miembros del cuerpo técnico son fáciles de encontrar,  ya que tenemos bastante material de donde escoger, porque existen ex jugadores profesionales que poseen la capacidad de dirigir cualquier equipo.
 
Incluso, existe grupo de talentos en los municipios que han participado en la Liga Campesina, incluso jugadores que han sido liberados por las organizaciones de Grandes Ligas por bajo rendimiento, lo que motiva que éstos vuelvan jugar con miras a regresar al Beisbol Organizado de Estados Unidos; 3): la fanaticada puertoplateñas recuerda a su equipo Piratas del Atlántico, el cual desaparición de la Liga de Verano del Cibao, lo que ha dejado un sabor a beisbol de invierno en Puerto Plata. Este entusiasmo de los fanáticos ayudará a recuperar parte de esa inversión, incluso los fanáticos están dispuestos a pagar sus entradas para ver un partido de beisbol de invierno, sin pensar en los ingresos que obtendrán los promotores que manejen una franquicia en esta ciudad, por los proventos de consumo alimenticio, bebidas, publicidad, entre otros emolumentos.
 
Para que esto se logre, que podamos tener un equipo de béisbol de invierno,  lo que hace falta en esta ciudad es unificación (lo cual no es difícil), entre empresarios puertoplateños, ya que sin ellos es imposible que podamos pueda poseer una franquicia tanto en verano como en invierno. Solo nos queda esperar por un milagro. Un empresario que no tenga miedo de invertir para desarrollar un proyecto de esta envergadura a largo plazo.
 
Por: Manuel Frias