El anfiteatro de la barcaza

Ultima Actualización: viernes, 14 de marzo de 2014. Por: Luis Henriquez Canela

Hay una canción vieja de Rubén Blades que parece dedicada a Puerto Plata, se llama “De qué te vale”.

A continuación una conversación entre S, P y B, letras que representan los nombres de tres ciudadanos puertoplateños. Esta plática escrita la obtuve en un chat de una red social de la que soy miembro. Solicité autorización a los escribientes para colocar aquí sus pareceres en torno al tema que con soberana nostalgia trataban y al cual me he referido con anterioridad. Me autorizaron y aquí está todo. No voy a hacer juicios de valor, ya los hice. Solamente fíjense a continuación cuántas interrogantes  genera esta breve conversación y la desesperanza reflejada en las palabras de algunos de ellos.  
 
No la edité, esta puesta tal y como la vi. Veamos;
 
S--Mi  preocupación por esos funcionarios que pararon la construcción del Anfiteatro en la Puntilla del Malecón, esos están contra el progreso de Puerto Plata. 
 
P—Difiero de ti, S. Privatizar las zonas que pertenecen al pueblo no es progreso. El siguiente paso es el Teleférico. 
 
S—Esa no era la intención, quien paró los trabajos fue el Ministerio de Cultura, ese tema amplio y de intereses, involucra a Turismo, Cultura, Ayuntamiento, Obras Publicas. 
 
P—Estoy de acuerdo con el anfiteatro, estoy de acuerdo en crear zonas de parqueo, estoy de acuerdo con mantener los monumentos históricos, pero me pregunto a manos de quien irán los restaurantes y las tiendas. Cuánto pagarán por el espacio en un terreno incalculable, quiénes se lo adjudicarán. 
 
S—Bueno. 
 
P—Harán licitaciones para la adquisición o arrendamiento de esos bienes? Estoy de acuerdo con el progreso, pero en las manos de quiénes caerá ese progreso?  Por demás y para que lo sepan, un anfiteatro pudiera decirse que es una construcción  casi ecológica y a cielo abierto. Me pregunto si lo podrá ser con tres plantas a gasoil al lado, no una, tres.  Pero total, quizás sea una voz en el desierto porque ni siquiera granito de arena.  Para algunos que quizás no tienen memoria, donde hoy hay dos monumentos de hojalata (Generadoras) que alguna vez produjeron algún megavatio y mucha contaminación, había una playita preciosa a la que le llamábamos el chulbum; era corta, de arena gruesa y blanca, muy limpia y de cero oleaje. Todas aquellas personas  que pescaban la conocen, y muy bien. Era lo más parecido a la playa de Sosúa.  Los cruceros que entraban al puerto pasaban delante a ella. Entre los dos puertos también había una playa de arena gris de muchos botes pesqueros, cerrada al público, contaminada, convertida en oficinas aduanales. Con gran cantidad de circas movidas que se recogían para la pesca  de anzuelo en la punta del muelle viejo y frente a los pilotes abiertos que estaban frente al antiguo edificio de aduanas. También estaba la Poza del Castillo, dañada más adelante por las aguas residuales de enfriamiento de los dos monumentos de hojalata. Al lado de esa poza estaba el antiguo matadero donde me cuentan algunas personas mayores, que entraban tiburones hasta la orilla. 
 
Acabaron con todo. Recuerdo que caminábamos por la calle 10 y la antigua vía férrea para llegar allá. Frente a la playa se jugaba pelota, y de la buena. Bobby, los hijos de Don Tonito, Papo el Gago, Oco, Víctor Ortega, Cheo, Tate, ect. 
 
B—Y ahora yo caminando, ni me dejan llegar a mi querida puntilla. 
 
P—Hay una canción vieja de Rubén Blades que parece dedicada a Puerto Plata, se llama “De qué te vale”.