Estados Unidos y el cannabis

Ultima Actualización: miércoles, 13 de mayo de 2015. Por: La Redacción

En 21 de los cincuenta estados se permite el uso terapéutico de esta droga denominada “blanda”, aunque esta etiqueta no parece satisfacer ni a defensores ni a detractores.

Si nos fijamos en las cifras, no parece exagerado decir que seguramente la mayoría de los estadounidenses sepan que White widow no se refiere a ninguna viuda, sino a una variedad de marihuana. Y es que en 21 delos cincuenta estados se permite el uso terapéutico de esta droga denominada“blanda”, aunque esta etiqueta no parece satisfacer ni a defensores ni a detractores. La marihuana medicinal ha creado una auténtica “fiebre verde”desde el momento en que en este país se decidió no actuar contra los empresarios que poseían licencias para comercializar este “producto”terapéutico. Desde luego, la frontera entre la marihuana medicinal y la recreativa está muy desdibujada, y unos y otros eligen ponerla un poquito más allá o un poquito más cerca según sus intereses particulares, algo por otro lado comprensible si tenemos en cuenta que las normativas suelen ser tan genéricas y laxas que a veces son auténticos coladeros. Lo cierto es que conseguir las tarjetas que permiten a los pacientes recibir su dosis de marihuana terapéutica no parece muy difícil, ya que basta con alegar un “dolor severo”, algo difícil de cuantificar y más todavía de comprobar. Sólo en el estado de Colorado, hay más de cien mil usuarios y un millar de dispensarios legales.  Por eso fue tan fácil pasar ala legalización de su uso recreativo. Y desde entonces, al llevar esta sustancia una gran carga impositiva, sólo se puede decir que los legisladores se comprometieron a dedicar los primeros cuarenta millones de dólares a la construcción de escuelas, algo que no encaja con la leyenda negra que arrastra esta sustancia. La complicación viene con las leyes federales, que todavía equiparan la marihuana a la cocaína o la heroína, pero está claro que estas legislacion esa nivel estatal son enormes pasos adelante en la normalización de esta sustancia con la que  cada vez más estadounidenses están dispuestos a convivir. De hecho, medidas como estas sólo traen a la luz realidades que ya existían, aunque condenadas a sobrevivir en una realidad subterránea y sin ninguna garantía.