En el mes de abril del año 1513, Niccolo Machiavelli escribió una carta a su amigo Francisco Vettori, Embajador ante el Sumo Pontífice. En el cual, Machiavelli expresa que como no sabe cómo tratar con el comercio, tendría que "analizar el Estado", es decir, dedicarse como hombre de la política.
Y así, durante toda su vida, como sabemos, fue inmerso en la política, aun durante su destierro. Y eso no solamente en sus tratados políticos más famosos, como El Príncipe o en sus Discursos sobre las Primeras Décadas de Tito Livio y demás escritos.
Machiavelli era también dramaturgo cómico reconocido y famoso en la Florencia del Cinquecento, y sus comedias son presentadas hoy en día, en los escenarios a nivel internacional—acervitos e irónico, cómico y sarcástico como son. Expresan siempre los mismos principios políticos que expusieron en sus tratados, escritos, canciones y poemas. Sus ideas son de una sola tela continua: la república honrada es la mejor forma del gobierno. Pero requieren una construcción y reconstrucción, según los modelos presentados por sus ancestros, como Tito Livio.
Por otra parte, es una pena la equivocación que nos enseñen a leer solamente El príncipe como representativa de su pensamiento: este es un error histórico. Como expreso Alexander Pope, el escritor inglés del siglo XVIII, hay que beber hondamente en las aguas de sus obras, o no beber nada.
Machiavelli era republicano, y un humanista de la más alta calidad, por lo menos, para los que tienen entendimientos para leer, en el siglo XXI sus obras amplias y profunda—muy especialmente sus Discursos sobre las Primeras Décadas de Tito Livio— son su obra maestra.
Pero regresando a sus principales comedias—aunque no son las únicas—comedias presentadas en Florencia: Mandrágora (1519) y Andria (1525) y que son populares, tan sofisticadas que siguen siendo presentadas con la alegría de vivir, hasta hoy, en todo el mundo.
Entonces, en la gran abundancia de su producción literaria, Mandrágora, Clizia y Andria son sus comedias más famosas—presentadas en el Cinquecento en los escenarios de su Florencia natal ante enormes audiencias.
Machiavelli era muy popular con sus conciudadanos y escribió muchas comedias, poemas y canciones que fueron muy apreciadas por espectadores, quienes reconocieron las ideas políticas presentadas "sin respeto" (sanza alcuno rispetto) con el objetivo de reconciliarnos con nosotros mismos por medio de castigar la inmoralidad de la moralidad personal desordenada, que representa el Estado en forma del hogar y familia, y que requiere el restablecimiento de la respetabilidad en la forma de una familia/Estado feliz, que demanda clarificación y limpieza moral fuerte. (Sombras eternas de nuestra vida hoy).
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