En la República Dominicana hay mucha gente molesta o como dicen los jóvenes ¨killaos¨.

Grupos sociales e individuos que, con razón o sin ella, responsabilizan al gobierno de todo cuanto ocurre y focalizan su irritación en la persona del presidente de la república. Quien solía ser el dador de todos los bienes hoy es señor de todos los males.

El ¨malestar  social¨ es una mezcla de frustración, desasosiego y desencanto por muchas razones; pero, sobre todo, por las expectativas incumplidas, el estancamiento económico, la delincuencia y los escándalos de corrupción  que cada vez son más alarmantes.

La sociedad sufre en carne viva no solo la brutalidad del crimen organizado sino, también, de la delincuencia ¨menor¨ que produce hechos devastadores.

Esta dura realidad ha llevado a muchos dominicanos a exigir la renuncia del presidente; un reclamo que muestra mucho coraje pero, asimismo, expresa una cierta dosis de inseguridad sobre las adversas consecuencia que traería un hecho de tal naturaleza.

También yo pediría la renuncia de Danilo Medina si pensara que eso le acarrearía a los dominicanos más bien que mal. Ciertamente cada día se vuelve más difícil soportar tantos errores, tantas fallas y porque no, tanto abuso a este pueblo tan sufrido.