Después de la Pandemia: Todos Contarán la Historia a su Manera

Ultima Actualización: viernes, 11 de septiembre de 2020. Por: Roque de León B

Por: Roque J. de León B.

Nuestras generaciones tienen en sus mentes múltiples fechas como referentes de importantes acontecimientos. Pero pienso que ninguna como el mes de diciembre del año 2019 cuando por primera vez se detectó el virus  COVID-19 en la ciudad de Wuhan, Capital de la provincia Hubei, en la República Popular China, muy pronto se convirtió en epidemia; el 11 de marzo de 2020 cuando por su rápida propagación pasó a ser Pandemia Global y en ese mismo mes, en nuestro país se detectaron los primeros casos importados y locales respectivamente al igual que lamentábamos la primera muerte a causa de éste.

 

Hasta antes de esos memorables, tortuosos e inolvidables momentos el mundo vivía e interactuaba libre y confiadamente, los intercambios de bienes y servicios fluían de forma natural y sin restricciones, florecía el bienestar entre fronteras.

 

A partir de entonces a los habitantes del mundo no sólo nos ha cambiado la vida, sino, que hemos tenido que acostumbrarnos a convivir con la irresponsabilidad de las autoridades en el manejo de la Pandemia y los recursos asignados para esta, la indisciplina e irrespeto de los ciudadanos ante los protocolos establecidos; además de tener que soportar la manipulación  de las informaciones, donde cada uno hace contar la historia de acuerdo a los intereses que representa.

 

Aún al día de hoy algunas autoridades de importantes paises no prestan la atención que demanda la Pandemia y el mundo cuenta más de 20,000,000 de infectados y sobre 730,000 personas fallecidas en 188 países, de acuerdo a los datos publicados por la Universidad de Johns Hopkins en Estados Unidos.

 

Hace más de seis meses que América Latina se convirtió en el epicentro de la infección. En nuestro país las cifras aproximadas de contagiados y fallecidos a la fecha es de 101,716 y 1,926 respectivamente.

 

Pese a que en República Dominicana no se ha presentado la situación de encontrar cadáveres en las calles ó el uso de fosas comunes, es innegable que hay familias que al internar algunos de sus miembros en nuestros hospitales, no han tenido la dicha de verlos nueva vez.

 

Esa realidad, acompañada del descuido de las autoridades correspondientes en el seguimiento al estado emocional de las familias afectadas,  ha dado origen a un alarmante deterioro de la Salud Mental de parte de ellas, sin que hasta el momento se vislumbre una razonable salida.

 

El protagonismo asumido por las autoridades nacionales de Salud Pública al inicio del COVID-19 en nuestro país, la campaña mediática mal dirigida y engañosa, el miedo infundido a la población y la falta de aplicación oportuna de pruebas evitó trazar los planes estratégicos para comprometer la sociedad y frenar la pandemia, hoy pagamos las consecuencias.

 

A eso debemos sumar la falta de un adecuado programa de educación ciudadana al momento de reintegrarnos a las actividades cotidianas y la irresponsabilidad de algunos comerciantes, empresarios y autoridades para que el respeto a los protocolos sea un deber, no una obligación.

 

No ha bastado tantos estados de excepción y con ellos el patrocinio del manejo cuestionado de grandes cantidades de recursos económicos designados para mitigar los efectos de la letal enfermedad; tampoco han sido suficientes los toques de queda para frenar los contagios y el desplome total de nuestra Economía.

 

Cuando se suba el telón, a muchos funcionarios y/o ex-funciomarios no le gustará que se diga que por falta de garantías sanitarias, a seis meses de ser detectados en nuestro país los primeros casos del COVID-19 aún hay servidores de la salud que no han retornado a sus respectivos centros.

 

De igual manera, se dirá cualquier cosa para justificar que con gran parte del comercio cerrado y otros trabajando a media capacidad, con la prohibición del uso de algunas áreas públicas y los derechos ciudadanos restringidos; se hayan aperturado los aeropuertos y se pretenda restaurar el regreso de los turistas extranjeros.  

 

No ignoro que antes del inicio de la Pandemia, la Industria Turística aportaba el 20% de nuestro Producto Interno Bruto (PIB); lo que nos hace un llamado a reflexionar acerca de la diversificación de nuestras actividades económicas, para anticiparnos a futuras crisis.

 

Cuando termine la Crisis Sanitaria o nos acostumbremos a convivir con ella, muchos habrán hecho el gran negocio de su vida, otros buscarán proyectarse como héroes sin merecerlo, probablemente tengamos algunos presos, mientras otros cuenten cómo lograron obtener sus recursos económicos mientras  parte importante de la población moría y sufría; pero de lo que sí estoy seguro es, que nuestra sociedad, mientras llora y extraña a sus muertos tiene que exigir a las autoridades la implementación de un Sistema de Salud Pública justo, eficiente y garantíista de la vida de los ciudadanos que por derecho o necesidad son sus usuarios.

 

Debe quedarnos claro que como Nación tenemos que construir nuestro propio aprendizaje porque después del COVID-19, cada uno estructurará y contará la historia a su manera.

 

ROQUE J. DE LEÓN B. (MAE)

DIPLOMADO EN COMUNICACIÓN SOCIAL INTEGRAL

MIEMBRO DEL: SNTP Y SINLOPP