Toque de queda en República Dominicana reflejo de falta de concienciación, autoridad y respeto

Ultima Actualización: lunes, 02 de noviembre de 2020. Por: Roque de León B

No hay manera de negar que, durante un largo tiempo en plena pandemia en nuestros ríos, playas, bares, malecón y en los sectores populares a todas horas de los días se ha actuado de manera normal e irresponsable, al punto de decir que en nuestros barrios no hay toque de queda.

Desde el 20 de marzo del presente año fecha en que el Gobierno Dominicano como consecuencias de la pandemia del COVID-19 restringió por primera vez a los ciudadanos de su derecho a circular libremente por las calles o permanecer en lugares públicos a partir de un determinado horario, debiendo permanecer en sus hogares exceptuando los casos de aquellos que tienen el privilegio de un permiso, muy mal utilizado por cierto; esas prohibiciones se han repetido una y otra vez sin que hasta este momento se hayan logrado los resultados esperados.

La falta de educación de un porcentaje importante de nuestra población no nos permite ser lo suficientemente disciplinados para concienciarnos al respecto, y la irresponsabilidad de las autoridades que deben hacer cumplir las medidas establecidas por la ley incluido el toque de queda, le ha merecido el irrespeto de una parte significativa de la población que ignorando el peligro a que se expone, en ocasiones sin quererlo le ha causado la muerte a uno o más de los miembros de su familia.

Esas y otras causas se han manifestado no sólo en nuestro país sino en gran parte del mundo,  provocando que la pandemia se extienda en el tiempo, originando cambios drásticos en cada una de las actividades habituales de los seres humanos lo que ha traído desequilibrio en: la salud mental y emocional de una parte de la población, la cantidad de camas y equipos para dar respuestas a los requerimientos de los infectados, las economías y el contacto entre las fronteras; teniendo mayor repercusión en sociedades vulnerables como la nuestra.

Por eso, nos llama poderosamente la atención la falta de campañas educativas y de concienciación a los actores que intervienen en el quehacer cotidiano para que entiendan que no sólo en las actividades nocturnas se contagia el COVID-19 sino que también en las diurnas y que el toque de queda es para evitar la sociabilización en horas de la noche, pero el riesgo es igual o mayor en la mañana y la tarde, por lo que debemos cumplir y hacer cumplir las normas establecidas.

En nuestra querida Puerto Plata, se nos ha hecho normal observar en diferentes centros comerciales y de servicios las aglomeraciones de personas sin ningún control, ante la mirada indiferente de las autoridades correspondientes.

No hay manera de negar que, durante un largo tiempo en plena pandemia en nuestros ríos, playas, bares, malecón y en los sectores populares a todas horas de los días se ha actuado de manera normal e irresponsable, al punto de decir que en nuestros barrios no hay toque de queda.

Vale preguntar, si en los actuales momentos en que muchas familias están subsistiendo gracias a los diferentes programas sociales que ha implementado el Gobierno por el cierre temporal y/o definitivo de muchas pequeñas y medianas empresas; ¿con las consecuentes suspensiones de sus empleados, de dónde están sacando tanto dinero para bebidas alcohólicas y hookas (jucas)?

Tenemos que hacer notar que, como resultado de ese comportamiento casi generalizado, en los actuales momentos estamos estacionados en una crisis de salud y emocional sin precedentes en el globo terráqueo y República Dominicana forma parte de él; debemos estar psicológicamente preparados para, sin ser negativos o faltos de fe, hacer frente a la más devastadora crisis económica que se aproxima. Jamás imaginada!!

De no cambiar la presente actitud mostrada por parte de nuestros ciudadanos ante esta pandemia, podríamos además tener que enfrentar una fuerte inseguridad ciudadana, donde ya tenemos las calles copadas de delincuentes comunes.

Hacer opinión conlleva asumir responsabilidades y correr riesgos, sin que eso nos emocione y nos haga olvidar que con ella ponemos en juego nuestra credibilidad, prestigio e imagen al igual que las de terceros; por eso este artículo lo tenía en proceso hace más de dos semanas mientras observaba y daba seguimiento al comportamiento de nuestros ciudadanos y a las autoridades responsables de la prevención, control y eliminación del COVID-19.  No ha sido el mejor.

No debo concluir sin antes reiterar que al día de hoy no hay una medicina ni vacuna que prevengan, curen o eliminen la expansión del contagio del COVID-19, por lo que la población tiene necesariamente que cambiar su actitud y las autoridades comprometerse y ser más responsables al momento de hacer cumplir las normas establecidas, incluido el toque de queda; el cual debe dar origen a un régimen de consecuencias y no seguir con un relajo como el que estamos viviendo y soportando hasta este momento.

En el plano económico el Gobierno, empresarios y la sociedad, de común acuerdo deben habilitar recursos especiales para la asesoría y recapitalización de las Pequeñas y Medianas Empresas que se demuestre que realmente lo requieren; de igual manera es imprescindible retornar la productividad al campo e iniciar un proceso serio de agro industrialización que con la lenta recuperación del turismo nos permita con éxito insertarnos en la nueva normalidad, sin tener que lamentar las empresas y empleos perdidos en el camino.

 

¡El reto es de todos, por lo que cada uno tiene que comprometerse a hacer su parte!!

 

Por: ROQUE J. DE LEÓN B. (MAE)

DIPLOMADO EN COMUNICACIÓN SOCIAL INTEGRAL

MIEMBRO DEL: SNTP Y SINLOPP