El domingo temprano, luego de asearme, pero aún sin desayunar

Ultima Actualización: lunes, 10 de mayo de 2021. Por: Jose Natalio Redondo Galan

Es el momento donde más se activa "la musa" en mi imaginación.

Pienso que será porque "nada me espera, que no pueda esperar"; o quizás porque la jefa de la casa tiene tantas cosas que hacer, que no se enfoca en mi abstracción del tiempo. No se molesta por verme tranquilo, inactivo, sin hacer nada, algo inimaginable para el cerebro femenino.

 

Estos son aprendizajes de uno mismo que te lo permite la edad y la necesaria soledad transitoria. Son momentos de muy alto valor donde uno puede ser capaz de "rebutear" la computadora de tu mente; llegar poner las ideas en blanco para reiniciar el análisis de aquellos temas conflictivos que te molestaron durante la semana.

 

Hoy pienso en voz alta: que triste ha sido para mí, después de más de 40 años de práctica médica profesional y empresarial, en medio de sus fauces sin darme cuenta, observar como los intereses económicos y geopolíticos se anteponen a la necesidad de la gente.

 

Esta pandemia, como guerra cruel que es, ha desnudado los dos extremos, a los buenos y a los malos; y ha expuesto sus garras.

Las batallas de las vacunas y los medicamentos necesarios, accesibles y disponibles, es un ejemplo patente.

 

Confío en que la justicia terrenal y divina aplique su justo manto en aquellos indolentes con el sufrimiento humano. Aquellos que han olvidado que todo se paga en la vida; que hay dinero que no se gana porque quema las manos.