Puerto Plata, en el laberinto de las metaleras.

Ultima Actualización: viernes, 23 de julio de 2021. Por: Luis Henriquez Canela

Por los alrededores del muelle viejo, han visto las camionetas comprando metales, nada más y nada menos que a las tres de la mañana. ¿Será lícito ese comercio que se realiza bajo la cortina de la oscuridad? ¿Quién apadrina eso? ¿Y el patrullaje?

Por: Luis Henriquez Canela


Mientras las grandes metaleras de Santo Domingo se lucran, no hay pieza de metal que logre ponerse vieja en el patio de una casa, ni en los parques, en los monumentos y en ningún lado.

 

Los llamados “piperos” (enfermos, adictos -de menor cuantía- a las drogas) tienen que recurrir al robo de cables, lámparas, varillas, artefactos electrónicos, baterías, cables del tendido eléctrico y todo cuanto sea vendible con la finalidad de sustentar sus adiciones, todo en detrimento del ciudadano.

 

Los comerciantes lucen desesperados porque no los dejan tranquilos llevándose todo a su paso. También penetran a las casas y arrasan con todo.

 

Tarjas, emblemas históricos, placas conmemorativas, tapas de alcantarillas, cables eléctricos; todo lo sustraen.

 

El 2 de septiembre del 2011, escribía nuestro director Antonio Heredia: Recientemente desconocidos (piperos) profanaron los panteones o sepulcros que, en honor a figuras importantes como el General Gregorio Luperón, el barítono Eduardo Brito y la educadora Antera Mota, habían sido erigidos en el cementerio de esta ciudad. Más adelante indicaba: Hace algunas noches delincuentes tuvieron el tupé de arrancar la tarja de bronce de la parte frontal de la escuela básica General Gregorio Luperón, para posteriormente venderla a dueños de metaleras que funcionan en el sector Playa Oeste, de esta ciudad.

 

El 16 de junio de 2021, diez años después, escribía: Varios ciudadanos puertoplateños advirtieron que los antisociales denominados “piperos” están destruyendo edificaciones para robar planchas de zinc, varillas metálicas y vigas de madera”

 

Ayer, el incendio del almacén correspondiente a la tienda Hidelisa Centro, localizado en la calle San Felipe de esta ciudad de Puerto Plata, tuvo que ver con esa situación. Mientras soldaban una pieza de metal, una chispa penetró al almacén donde se encontraba la mercancía y eso provocó el incendio.  El soldador fue contratado para colocar unas trincheras en la pared que rodea el negocio, con la finalidad de tratar de evitar que los piperos penetren y se lleven todo a su paso; tal y como lo han venido haciendo desde mas de una década atrás, varios años atrás, semanas y días atrás. ¡Es “jartos” que están de que les roben!

 

La Cámara de Comercio y Producción de Puerto Plata, en la persona de la presidenta del Consejo Directivo, Mileyka Brugal, ha advertido en varias ocasiones, lo que representan esos enfermos para el Centro Histórico y para la seguridad, tanto de los ciudadanos locales, así como para los visitantes nacionales y extranjeros.  

 

Por los alrededores del muelle viejo, han visto las camionetas comprando metales, nada más y nada menos que a las tres de la mañana. ¿Será lícito ese comercio que se realiza bajo la cortina de la oscuridad? ¿Quién apadrina eso? ¿Y el patrullaje?

 

La gente se pregunta dónde están las autoridades que no ponen fin a esa práctica, ellas, ¡también deben estar “jartas”!

Con anterioridad hemos dicho que si fuera por nosotros pararíamos ese negocio de ahora y para siempre. Las metaleras que se vayan a otro pueblo a buscar su mercancía. ¿Qué aportan? ¡Nada!

 

¿Puede la libre empresa estar por encima de la tranquilidad de los ciudadanos? ¿Es licito trabajar con un producto que es el resultado del robo? Las metaleras saben bien que más del 60% de esos metales son robados por vía de consecuencia son cómplices.  

 

¿Qué hacer?