El concepto de cultura y las élites

Ultima Actualización: martes, 02 de noviembre de 2021. Por: Rafael Hernandez

Se trata de ver si las definiciones de diccionarios, tan precisas y coquetonas en sus detalles, pese a que son inmutables, se pueden comparar con los Conceptos.

De vez en cuando se remueven los escombros y la búsqueda incansable de los seres humanos nos lleva a la investigación incesante. Se trata de ver si las definiciones de diccionarios, tan precisas y coquetonas en sus detalles, pese a que son inmutables, se pueden comparar con los Conceptos, ya que estos son las abstracciones que los humanos hacemos de las cosas, constituyendo las ideas más generales y dinámicas, pues cambian según los tiempos y las circunstancias. La definición encaja mejor como el resultado de un proceso que se mueve hacia la especificación del significado de algo o se hace la descripción de las características de una unidad léxica. El concepto en cambio, como habilidad humana cambia con la experiencia y comprensión de la realidad.

 

Cultura es toda creación humana en el campo material e inmaterial o espiritual. Es un concepto amplio que abarca el arte, la ciencia, la técnica, las fobias, costumbres, leyendas, tradiciones, mitos, creencias, folclor, gustos o preferencias, gastronomía, entre tantos aspectos y dimensiones. Tal vez, la manera más sencilla de decirlo es que trata sobre los modos de vida de los pueblos. Así que, por extensión y comprensión, todos los pueblos y personas son cultos. No existe nadie inculto.

 

Una ciencia humana denominada Antropología es la que desenreda este acápite de nuestras vidas, es una de esas ciencias bifrontes que tiene una cara hacia las ciencias sociales y la otra hacia las ciencias naturales. Entonces para hablar de cultura nosotros particularmente prescindimos de los diccionarios, a los que la gente corriente acude por lo regular tratando de impresionar a otros, y nos vamos a las fuentes originales. Pero son cosas nuestras, cada cabeza es un mundo y eso hay que respetarlo, cada quien hace su enfoque como entiende que es o como le acomoda mejor a lo que quiere comunicar.

Es decir, el concepto de cultura no es excluyente, sino todo lo contrario, no puede utilizarse para discriminar ninguna creación humana. Todas están dentro de su contexto, y su valoración y comprensión son importantes.

 

Por ejemplo, cuando decimos “la culta ciudad de La Vega”, lo que estamos expresando es una muestra etnocéntrica. Como veganos somos débiles a las alabanzas. Todo lo mejor es lo que hacemos los veganos. En Francia es chovinismo (chauvinismo). Esto sin duda expresa que los demás pueblos podrían carecer de cultura y que solo esta ciudad la posee. Pero sucede que ningún pueblo ni persona, reiteramos, carece de cultura.

Esta visión de la cultura dimensionada en las élites instruidas de algún pueblo, es despreciativa, excluyente, discriminatoria…pues se asume que unos cuantos tienen cultura y que el resto de los ciudadanos no. Con una visión como esa tan miope no se puede llegar muy lejos.

 

Hay que ver la cultura en el común de la gente. El campesino analfabeto, es el que cultiva la tierra, sabe utilizar de forma diestra el machete y el arado, muchas veces teje el guano y elabora su macuto o su sombrero. Cura sus animales, tiene un herbario y raras veces visita al médico; tiene nociones claras de las fases de la luna y de lo que se debe sembrar en cada una según el régimen de lluvias. Este campesino sabe más que cualquier profesor de agronomía, pues es quien ejecuta la práctica de la agro-cultura. Nadie podrá asombrarse del acervo de refranes y décimas que memoriza ni de sus profundos conocimientos empíricos. Simplemente posee una amplia cultura, en un área del saber donde todos los demás somos unos ignorantes.

 

Desde que el Sr. Curbelo vino a La Vega, mostró su desprecio por el sonido de los Atabales y muchos veganos le hicieron coro. Durante la década del 1920-30 se realizó una intensa campaña contra la música de Atabales, por considerar que era propia de lo más profundo de las selvas africanas. ¿Quiénes hacían esto? Exactamente las élites citadinas que, por el contrario, huyendo de sus raíces se refugiaban en el Vals vienés, en la Barcarola italiana y el Foxtrot norteamericano, ignorando que el Jazz y sus derivados son creaciones de los músicos negros, de los mismos que en Norteamérica tocaban los Atabales.

 

La lectura, es un ingrediente que acrecienta la instrucción, no la cultura en sí –aunque esto es discutible-, pues en este caso la actitud positiva hacia la lectura es una motivación que pueden tener todos los ciudadanos sin distinción.

 

Los bailes folclóricos no son presentaciones circenses, son brotes salidos de las entrañas mismas del pueblo, creaciones colectivas, anónimas, sin un autor. Aquí hay unas formas poéticas en décimas y refranes criollos, así como piropos y frases, ritmos musicales (mangulina, carabiné, chenche, yuca, entre otros) que tienen su coreografía bailable específica. También en el folclor entran los carnavales populares, creados por el pueblo colectivamente, por lo que también es anónimo al no tener autor alguno. No se asombren pues cuando digo que el espectáculo de lujo para consumo turístico que se realiza los domingos de febrero desde 2005 hacia acá perdió su esencia como carnaval, se comercializó y elitizó, y por su propiedad y creación o jefatura de grupos se pelean varias personas, ya que estos sí tienen autores o creadores bien conocidos. Tienen incluso su Historia escrita. En cambio, en el carnaval tradicional no se conocía la identidad del disfrazado hasta el día final cuando se quitaban y rompían las caretas. Por eso es muy difícil hablar de Museo de Carnaval, pues no quedaron piezas museísticas, y de lo que debe hablarse es de una exposición colectiva temporal. Por tanto, debe cambiarse el nombre de Museo a Galería.

 

Charlas, conferencias y conversatorios, paneles, recitales poéticos, exposiciones de artes visuales, bailes folclóricos, entre otras actividades pueden ser un manantial inagotable, pues La Vega tiene mucha gente preparada en diversas áreas. ¿Por qué no se aprovecha todo ese potencial de recursos humanos? Por negligencia y celos de sectores tradicionales que temen perder un supuesto prestigio “impuesto” por la fuerza al discriminar a otros mejor capacitados y actualizados que ellos.

 

Solo está faltando voluntad y patrocinio, pues tampoco con las manos vacías se puede hacer nada, y los funcionarios del ministerio de cultura deberían empeñarse por su propio bien en que estas cosas sucedieran siempre, como se está haciendo ahora con el Festival de Teatro. Así debe haber uno de folclor, colectivas de pintores y escultores; de fotografía artística; de piropos y refranes de décimas y poesías, entre otras tantas manifestaciones sobresalientes de la ciudad actual.1.11.21 Alfredo Rafael Hernández