Plan de Vivienda Estatal: Una Urgencia en Puerto Plata.

Ultima Actualización: lunes, 18 de abril de 2022. Por: Roque de León B

Por: Roque J. de León B.

Cada día crece más y más nuestra demografía, disminuyen los niveles de ingresos familiares, se hacen escasas las disponibilidades de habitaciones y la eficacia en los servicios básicos que estas requieren, lo que encarece sus costos para las rentas y las construcciones a nivel general pero muy en especial, al nivel de la clase media y la de menores recursos económicos.

 

 A eso debemos agregar que después de: la pandemia, el resurgir del turismo en Puerto Plata, la implementación del sistema de renta de habitaciones, apartamentos y casas amuebladas vía las redes sociales, los propietarios están exigiendo a sus inquilinos que les entreguen sus inmuebles, supuestamente para remodelarlos cuando la realidad es otra; situación que ha creado un caos y contrariedades a la renta habiente, sin saber a qué autoridad recurrir para su debida protección y regulación.

 

Esto denota que dentro de la planificación a corto, mediano y largo plazo que los administradores del Estado presentan al país cada año vía el Congreso Nacional, debe existir un renglón bien pensado, mejor diseñado y dirigido, destinado a la construcción de proyectos habitacionales que proporcionen viviendas dignas y a costos accesibles a las familias que de otra manera es difícil para no decir imposible, construir o comprar su propio techo mientras que con la renta que desembolsan periódicamente pagan los inmuebles de otros.

 

Es uno de los planes sociales que jamás debe faltarles a los administradores del Erario Público cuyo objetivo debería ser iniciar un proceso de crecimiento económico, teniendo como indicador fundamental construir una sociedad a través de la mejoría en la calidad de vida de los ciudadanos.

 

En Puerto Plata urge que sus autoridades inicien el proceso de levantamiento del déficit habitacional y los niveles de ingresos de la población meta a la que iría dirigido este proyecto para proponerlo y someterlo en beneficio de sus representados; adecuándolo a las posibilidades de pago, desde ser inmodificable para evitar la arrabalización, intransferible e innegociable y nunca gratis pues no sería valorado.

 

 La ejecución de este debe ser estrictamente controlado para evitar que se convierta en una fuente de corrupción orquestada por los politiqueros, como en el pasado.

 

En nuestra provincia hemos tenido múltiples experiencias de este tipo como son los proyectos urbanísticos: Mejoramiento Social hoy Calle 27 de febrero, Barrio INVI, Apartamentos de la Avenida Gral. Gregorio Luperón (Malecón), Gregorio Luperón en sus diferentes etapas, La Chocolatera, Montemar, Dr. Joaquín Balaguer, La Unión con sus diferentes etapas (del cuál fui beneficiario en su momento), Montellano para los desalojados de Bergantín, Cozobo (aún en proceso), entre otros.

 

 Muchos de estos proyectos se desarrollaron con la intención de dotar de una vivienda a profesionales y técnicos de diferentes áreas que no tenían la posibilidad de obtenerla con su propio esfuerzo, es el caso de los apartamentos del Malecón, donde por diez mil pesos fueron beneficiados una gran cantidad de profesores de igual manera, que profesionales y técnicos de distintas áreas.

 

Otros proyectos que tenían iguales nobles y humanos propósitos fueron las urbanizaciones: Montemar, Gregorio Luperón, Chocolatera y La Unión, con la primera se perseguía el mismo objetivo que con los apartamentos del Malecón; las demás tenían la misión de cambiar el nivel de hacinamiento en que vivían sus beneficiarios; en ambos casos el fin fue boicoteado por el flagelo de corrupción, comercialización e inconsciencia por parte de algunos políticos del momento y las familias adquirentes.

 

Si analizamos esas vivencias, podemos inferir la construcción de un proyecto para la clase media en la parte Este del municipio cabecera así como pequeñas ciudades hacia arriba con todas las comodidades y servicios requeridos para una vivienda digna en los mismos espacios donde en la actualidad hay grandes cordones de miseria y, con los espacios sobrantes, combinar diferentes áreas: verdes, de diversión y parques ecológicos para evitar su posterior ocupación ilegal, como en el caso de Playa Oeste.


El segundo puede ser desarrollado en los sectores de: Padre Granero y Bello Costero, Cristo Rey y La Yagüita, Colinas del Sur, Hermano Pablo, Las Flores, nueva vez Playa Oeste, entre otros.

 

Si de verdad queremos cambiar, debemos trabajar para mejorar la calidad y el nivel de vida de nuestra gente.

 

ROQUE J. DE LEÓN B.

DIPLOMADO EN TÉCNICAS DE COMUNICACIÓN SOCIAL

INTEGRAL

MIEMBRO DEL SNTP Y EL SINLOPP