Los Juegos de Azar como Cultura General: Oficializaciados, Comercializados y Salpicados de Corrupción

Ultima Actualización: lunes, 03 de abril de 2023. Por: Roque de León B

Recuerdo que cuando era un niño rifar era una violación a la Ley perseguida no por la justicia sino por el Ejército Nacional sobre todo en los campos.

En República Dominicana y Puerto Plata no es la excepción, los juegos de azar específicamente la rifa de aguante a pesar de haber sido en su generalidad un escape para la sobrevivencia de muchas familias, era perseguida como un delito.

Recuerdo que cuando era un niño rifar era una violación a la Ley perseguida no por la justicia sino por el Ejército Nacional sobre todo en los campos; lo sé porque siendo un jovencito era rifero como otros tantos y, en Puerto Plata sólo existían tres personas con capitales que compraban los números vendidos por los corredores, así se le llamaba a los que no tenían recursos para responder a los montos comprometidos con los dígitos que resultaran agraciados o premiados en las loterías. 

Esa actividad que con algunas excepciones en el municipio cabecera de San Felipe de Puerto Plata era desarrollada por personas de muy escasos recursos, las que esperaban con ansiedad cada domingo el cantaletear de los que narraban la Lotería Nacional (única en el país para ese entonces y sólo los domingos), guardando la esperanza de que los números agraciados no fueran tomados por un jugador y así con el dinero recolectado poder comprar comida y/o pagar al colmadero que con mucha frecuencia les suspendía el crédito por falta de solvencia.

Los más reconocidos aguanteros, como se les denominaba a los que tenían recursos para comprarle a los de menor poder económico los montos vendidos, para aquel entonces en nuestra ciudad eran tres ubicados en las siguientes direcciones: 1°) calle Camino Real esquina Teresa Suárez; 2°) Profesor Juan Bosch casi esquina 20 de Diciembre y 3°) Calle Beller entre la Virgina Elena Ortea y 27 de Febrero; hasta ese momento la actividad se desenvolvía entre tragarse el Lucio (negar el dinero a quien lo ganaba con el número agraciado) y las extorsiones de los policías y miembros del Ejército Nacional.

Aún me aterroriza pensar lo que pasaba en los cruces de Don Francisco Lantigua y Doña Avelina y Don Benito Lantigua en Sanpiñé y en Mari Vásquez respectivamente los días sábados por las tardes- noche y/o los domingos por las mañanas cuando hacían presencia los guardias asignados a la vieja aviación, instalada en aquel tiempo donde hoy está el Estadio José Briceño, al igual que cuando uno de los tres aguanteros no pagaban a tiempo el peaje convenido o simplemente había un nuevo comandante; todo el dinero capturado desaparecía.

Es innegable que esta actividad hoy como ayer estuvo y ha estado cargada y salpicada de corrupción; hasta finales de los 90's sólo era despojar de su dinero a los pequeños riferos y extorsionar a los aguanteros.

Nadie puede negar que desde finales de los 90's,  inicios del 2000 y hasta el día de hoy con la incursión al negocio de nuevos promotores, este de forma progresiva se ha ido deshumanizado por: la incorporación de loterías de otros países como la famosa "Caraquita" y otras tantas; creación de las bancas de loterías eliminando con ellas los pequeños riferos; gestionar con el congreso que estas fueran aprobadas como reales empresas; integrar a las bancas de loterías las de apuestas de las que supuestamente no hay controles; como si todo eso fuera poco ya no sé cuántos días a la semana hay loterías ni cuántas son en nuestro país, los millonarios dueños de estas, muchos sin ningún tipo de formación ni escrúpulos incursionan en los partidos políticos de donde logran ser: amigos y canchanchanes de los Presidentes; electos Alcaldes, Diputados, Senadores y/o asesores del Poder Ejecutivo; saque usted sus conclusiones.

Ya vemos que lo que inició como algo insignificante se ha convertido en una amenaza social, primero por la facilidad con que gran parte de estos comerciantes manipulan todo lo que tocan y segundo, porque hay cabezas de familias que con la esperanza de dar un giro a la real situación económica de ese amado entorno, juegan y apuestan los recursos que deben servir para el sustento y crecimiento de este.

Peor que eso, los valores cobrados como impuestos a este sector "empresarial" que desangra de manera inhumana a nuestras gentes, no sólo las de clase-baja sino esos de clase-media que no se atreven a gritar que están quebrados; aparecen como parte importante de nuestro Presupuesto Nacional y no hay porcentaje alguno  dedicado a la conscienciación de los adictos a esa droga, que es el juego de azar.

Espero que nuestras autoridades reflexionen acerca de la responsabilidad que pesa sobre sus hombros de frenar el daño que día a día les hacen a nuestra sociedad aprobando en cada cuadra una banca de lotería y/o de apuestas; no permitan que sus representados continúen cargando con esa CRUZ tan pesada que corrompe las mismas entrañas del Estado.