Comenzamos nuestra vida republicana muy mal. Las tropas de Pedro Santana se presentaron ante la Asamblea Nacional Constituyente, exigiendo la inconstitucionalidad e inviabilidad de la Constitución para que le fuera aprobado a Santana un artículo a su medida y capacidad, con el número 210, que le daba poderes especiales, y en el que basaría toda su actuación como hatero en el gran Hato en que se convertía a la naciente y débil República Dominicana. También la exigencia de que dicha Asamblea lo nombrara presidente por dos períodos consecutivos de 4 años cada uno.
Eso también explica que además de corrupción, uso de la fuerza bruta e inconstitucionalidad de su mandato (aunque se repite como papagayo que él fue nuestro primer presidente constitucional), incluía dictadura y tiranía, porque era la expresión viva de un mayoral autoritario y personalista, autoproclamado “general y jefe del ejército del sud”. Y nada, con el tiempo siguen los loros y papagayos de esa fatal historieta tradicional que nos vendieron en las escuelas, repitiendo que ese mayoral, que solo sabía de ganados, “fue la primera espada de la República”, en la convicción estúpida de que él era el gran estratega militar y no los generales Duvergé, hermanos Puello, entre tantos, que fueron quienes encabezaron los pelotones y batallones que enfrentaron y derrotaron a los haitianos.
Luego aparece en la escena presidencial Buenaventura Báez, quien junto a Santana durante la primera República (1844-1961) convirtieron en un deporte el “quítate tú, para ponerme yo”, y desaparecido Santana continuó Báez, apoyado en las masas ígnaras y analfabetas, su caudillaje fatal hasta dejar hundida la República en un mar de deudas en el exterior. A este le siguió Ulises Heureaux (Lilís), continuando con la compra del “generalato conchoprimista” (es decir, se compraba “a los militares” autotitulados con grupos armados sin entrenamiento ni disciplina alguna) generales, con dinero del estado y de préstamos internos y externos que negociaba con grandes ventajas para sus acreedores. Por ejemplo, Lilís tenía cuatro grandes financieros locales Eugenio de Marchena en Santo Domingo, Zoilo García en La Vega, Cosme Batlle en puerto Plata y Jacobo de Lara en Moca y otros financieros menores. A estos les tomaba prestados determinados montos, pero les hacía un recibo por mucho más y a su vez les permitía entrar de contrabando otro monto igual. Total, nunca le pagaría a ninguno. Gestionaba préstamos en Francia, España, Bélgica, Holanda y otros países, para comprar su gente, soplones y armas, y así reelegirse, destinando muy pocos fondos a los fines para los cuales motivaba la adquisición de dichos empréstitos, que nunca pagó.
Luego vino Ramón Cáceres a terminar el período de Morales Languasco. Este se propuso eliminar el caudillismo, y quedarse él como jefe único. Gastó una fortuna combatiendo con intenciones de eliminar a cada jefe insurrecto, y no pudo con Desiderio Arias, en el nordeste, ovando y los demás del Este, el general De la Rosa en Barahona y José del Carmen -Carmito- Ramírez en San Juan.
Convocó a la Constituyente para modificarla y elevar el período presidencial a 6 años. Se reeligió, y fue víctima del militarismo que alimentó en su Guardia Republicana, cayendo él, en vez de los otros el 19 de noviembre de 1911. Los que llegaron en sustitución suya convocaron a elecciones con la finalidad de quedarse en el poder (Eladio Victoria y José Bordas Valdez) pues esa es la silla más atractiva, y todo el que se sienta en ella quiere quedarse ahí. Nouel tuvo que renunciar presionado por las exigencias de Desiderio Arias (que a todos los gobiernos les exigía dinero para apoyarlo, so pena de derrocarlo), y bajo el protectorado norteamericano en que había caído el país al firmar la famosa Convención Dominico-Americana en 1907, se negoció el nombramiento del Dr. Ramón Báez el rector de la Universidad, para preparar las elecciones, y por suerte no se contagió de su padre (Buenaventura Báez), y en cuatro meses preparó el proceso electoral, que llevó a Juan Isidro Jimenes a la presidencia en diciembre de 1914, quien llevó a Desiderio al ministerio de Guerra y Marina (hoy ministerio de Defensa), quien se le sublevó, lo derrocó y provocó la anarquía que culminó con la ocupación militar norteamericana de 1916-1924.
Ahora le tocó el turno a Horacio Vásquez, quien durante su gobierno continuó el plan de obras públicas, contando con el respaldo de su Partido Nacional, quizás el mejor organizado y operativo en toda la historia dominicana hasta el día de hoy. Entonces la corrupción se impuso, pues sus partidarios y caudillos locales y regionales les exigían contratas de obras públicas sin ser ni ingenieros ni maestros constructores, y esta era la manera de hacerle llegar “las boronitas” a sus seguidores. Entonces vino el invento de la Prolongación. El argumento de que “cuatro años no son suficientes para la ingente obra del gobierno” y en vez de culminar en 1924 lo extendieron hasta el mismo 1930, pero también lo inscribieron como candidato para las elecciones del 16 de mayo de 1930 (pero el movimiento Cívico de Trujillo, lo tronchó) que como falacia prolongada los politicastros de hoy emplean para promover la reelección de sus jefes en el poder. Entonces vino Trujillo y dijo “no hay peligro en seguirme”, fundó el partido único (partido Dominicano, sin más ideología que la figura y culto personalista a su jefe) quien entre títeres y sicarios criminales, represión y terror profundo, mantuvo la reelección continua hasta que fue ajusticiado. Fue el primero en valerse de la tecnología de la comunicación a través de volantes impresos, la radio (Voz Dominicana en radio y sus tres canales de televisión, 4, 5 y 12, y emisoras como La Voz de la Reelección y otras) estructuró un aparato propagandístico muy parecido al actual. Sembrando en un pueblo ignorante con su palmita y ahora con la cúpula del palacio en cada impreso o visual propagandístico sin presupuesto donde todos tienen que aportar, en los débiles cerebros de un pueblo miserable y hambriento, al nuevo Enviado del Señor para salvar a este pueblo (el Mesías), el que todo lo ha previsto antes de que ocurriera y ya tenía las soluciones (el predestinado por Dios), el que va a cada pueblo a escuchar ala gente (populismo y demagogia), el que está resolviendo los problemas del país(el gran Jefe), el imprescindible, pues sin ellos se hunde el país (horacio o que entre el mar).
Señores, y después de Trujillo vino Balaguer y dijo la frase (nadie cambia de montura en medio del río), así que el nuevo “Enviado del Altísimo y de la Virgen de la Altagracia”, que cuando “se le cayó el Helicóptero”, ¡vaya coincidencia! cerca de Villa Altagracia, lo amparó y lo mantuvo ileso para “ganar” su siguiente reelección. Solo Bosch, Peña Gómez y Decamps, fueron coherentes con la No reelección, pero sus partidarios los traicionaron.
Señores, cualquier parecido con la actualidad es pura coincidencia.
Lo que les aseguro es que desde que en el país se plantea la reelección, hasta ahí se trabaja. El resto es pura propaganda reeleccionista y demagogia al mayor y al detalle. Ahí es cuanto se entroniza y oficializa la corrupción, pues cada ministro, director general y todo el que maneja dinero o facilita contratos y contratas, lo hace como una manera de recaudar fondos, declarando y presupuestando por un monto que quintuplica la inversión a realizar si es que se realiza… para destinar los fondos a la promoción de la reelección. Juzguen ustedes si vale la pena. Alfredo Rafael Hernández Figueroa, viernes 31 de marzo de 2023.